Capítulo 44: Adiós, Lucas.

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"A mi querida damita:

Han llegado a mí los rumores sobre su salud que corren en el Imperio estos últimos días. Mi corazón se estremece al pensar que alguna dolencia le esté aquejando, siendo usted una jovencita en crecimiento. Cuando nos encontramos por primera vez era usted delgada y pequeña, era comparable a una ardilla, pequeña pero energética. Mis preocupaciones sobre su complexión se disiparon en mi segunda visita, al ver que se había recompuesto. Por eso, espero que los viejos hábitos que aprendió en su humilde y honrada vida en el campo no hayan vuelto. Bajo mi inexperta opinión, se veía usted adorable la última vez que la vi, por tanto, tengo el pequeño derecho de sugerirle que no se preocupe por los estándares de esos nuevos corsés de Atlanta, que han traído a nuestro Imperio como la moda más actual, los corsés tradicionales le quedan perfectamente bien a una niña de su edad y se veía esplendorosa en su conjunto esmeralda el día de nuestra última reunión.

De igual forma, sé que la princesa no es realmente alguien vanidosa así que..."

Mientras Tatiana leía la carta de Sir Arthur, no podía creer que ese estúpido rumor sobre ella restringiéndose la comida para seguir siendo delgada hubiera llegado a él para preocuparlo de forma innecesaria. Luego de su mareo en la fiesta de cumpleaños de Nette, los rumores de la supuesta mala salud de Tatiana empezaron a proliferar en la corte, al parecer, Tatiana sólo existía para los nobles cuando había algo desafortunado que decir de ella.

Por supuesto, era la hija campesina del Emperador, no se podía decir mucho de ella en la corte si sus orígenes eran tan humildes.

Pero aquello estaba rozando lo estúpido... de su mala salud, los rumores saltaron directo a que ella se restringía la comida, luego fue que simplemente estaba sacrificando su buena salud para mantenerse delgada. ¡Por favor! ¿Habían visto a su madre? ¡Ella era un delgado palillo que cabía en cualquier ridículo vestido extranjero! ¡Ella se había mareado de la impresión por saber...!

Por saber...

De nuevo, la ardiente flama de enfado en Tatiana se apagó.

Su padre...

Su padre había besado a Lady Luciel. Por más que ella intentará digerirlo, simplemente no podía hacerlo, era ese estado de ánimo lo que la había llevado a estar taciturna por dos semanas, apenas picoteando la comida que antes devoraba con mucho gusto.

¿De qué valía la pena comer cuando el asunto no la dejaba en paz? ¡Ni el pato a la naranja más exquisito podía quitarle el mal sabor de boca al imaginar a Lady Luciel y a Claude besándose!

Urght, nada podía estar peor para ella en esos últimos días. Comió con pereza y escribió una carta tranquilizadora a su querido Arthur, que luego entregó a Farrell, estaba tan convencida de que todo estaba muy en el fondo de un abismo que, cuando llegó a la sala de juegos de su hermana Jennette y recibió la noticia de los labios de Lucas, no tuvo palabras para expresar su disgusto.

—¿T-te vas?—Athanasia chilló lo que Tatiana hubiera querido decir, la pequeña niña de casi seis años miró con el ceño fruncido a su compañero de baile y él, sin mucho drama, tomó una galleta de la fuente frente a los sillones donde estaban sentados para luego encogerse de hombros con notable despreocupación.

Como si no acabará de decirles que se iba. El muy estúpido.

—Me marchó al Árbol de los Mundos—él repitió, sin más.

—¿Cuando?—Jennette casi solloza, la respuesta era algo que Tatiana ya conocía.

—Hoy—Lucas y ella dijeron al mismo tiempo. La expresión de la princesa mayor estaba dura y rígida, con sus puños aferrados a su falda. Lucas apenas pudo registrar que estaba enojada antes de que Athanasia saltara de su sillón.

¿Quién me convirtió en la hermana mayor de las princesas?Where stories live. Discover now