¿Quién me convirtió en la hermana mayor de las princesas?

Capítulo 10: La princesa encuentra la pantufla.

Tatiana siguió visitando a Athy  y esforzándose con sus clases. Entonces, un día simplemente ocurrió. Su profesor le había propuesto ejercicios de meditación para aclarar su mente y mejorar la compresión de sus sentidos.

Entonces esa tarde, mientras preparaba unos ñoquis, lo supo.

No había otra forma de describirlo, simplemente lo supo, supo que ese día Athy vestiría de azul cielo, que la cocinera que la ayudaba a su lado estaba embarazada y que Claude estaba enojado.

Todo al mismo tiempo.

Vaya, entonces era cierto.

Podía... ver.

—Papá—Taña saludó, una vez entró al comedor con los dos mayordomos que servirían los aperitivos—, lo siento mucho.

—¿Por qué te disculpas?—él preguntó, tan seco como siempre. Taña se subió a su silla con la carita triste.

—Ya puedo ver más claro, y sé que estás enojado por mi causa—confesó. Supo enseguida que Claude ya entendía a lo que se refería y también que su enojo menguaba.

—¿Sabes cuál es la razón?

Taña negó.

—Has estado visitando el Palacio Rubí sin mi permiso por semanas enteras—dijo, hubo un tono agrio en su voz que hizo a Tatiana estremecerse.

Con ello una oleada llegó enseguida a ella. El recuerdo borroso de Diana, la ambivalencia al pensar en Athanasia, la maldición de las concubinas, el odio, el cariño, el anhelo, el dolor y... la confusión.

Claude sufría.

Ella frunció el ceño, abrumada y a la vez conmocionada. No sabía que el Emperador en verdad sufría tanto por la muerte de Diana. La había amado, lo podía sentir en sus huesos, su aliento, cada parte de Claude. Su amor era rosa pastel y ya no estaba, había sido sustituido por el dolor, un dolor que Athy representaba y al que apenas podía darle forma porque de hecho no recordaba por qué le dolía tanto.

Había sido hace unos meses, él había levantado su mano, apartado a su mucama y a Félix de su lado ante sus suplicas de recapacitar. Y libre de desatar su dolor había recitado un oscuro hechizo que le hizo olvidar a aquello que había perdido. Pero el dolor, el dolor que carcomía cada parte de su consciencia... seguía allí.

—¿Estás bien?—sin aliento por tales sensaciones, Tatiana preguntó con voz tentativa—, no te siento bien.

—Estoy bien—el gruñó, un sonido potente que vibró en su pecho e hizo callar a Taña de un solo golpe. De hecho, Claude había golpeado la mesa y por si eso no fuera poco, Taña sentía todo lo que Claude estaba sintiendo. Dándose cuenta de lo que causaba en ella, Félix carraspeó tras Claude, y él se recompuso—, ¿por qué visitas el Palacio Rubi?

—P-pensé que... que podríamos ser...

"No llores" se dijo a sí misma "Sé fuerte"

—Pensé que podríamos ser una familia. Athy está sola, y no quería—tragó, sentía la irritación de Claude crecer en su interior—, no quería que estuviera sola como yo cuando mamá se fue.

—Aún así, debiste notificarme primero— de un momento a otro, Claude se relajó y Taña no pudo leerlo más. Fue un alivio, porque sus emociones habían sido intensas y demasiado abrumadoras como para tratar con ellas.

—Pensé que a papá no le importaría, el Palacio Rubí está muy cerca—murmuró.

—Pero no tienes escolta y cualquiera podría hacerte daño. Tu magia es protectora, sólo podrá mantenerte a salvo por un tiempo pero nunca te defenderá.

El tono con el que Claude dijo todo fue arrastrado por cada silaba y aquellos ojos que hace unas semanas le miraban con tanta indiferencia escondían un furia seseante dentro de ellos cuando se volteó a verla.

¿Él estaba preocupado por ella, acaso?

Bueno, si eso era así...

—Athy tampoco tiene escoltas y es una bebé todavía. Cada vez que voy, veo que tiene algunos moretones, incluso hay joyas y decoraciones costosas que faltan, ¡creo que el palacio Rubí está muy mal administrado! ¡Yo sería muy feliz si no estuviera en tal mal estado!

Claude estrechó los ojos, pero no dijo nada.

—Bien, despediré a su administrador. ¿Algo más?

—¿Una escolta?

—Está bien.

—Nombre a Lilian York como ama de llaves.

—Bien.

A riesgo de perder la cabeza, Taña pidió una cosa más:

—Cambie el personal que la maltrata y déjela venir a visitarme—y antes de que Claude se negara, junto sus manos y suplicó: —, por favor, por favor, por favor, querido padre.

Claude tenía un corazón de piedra, pero era blando con sangre de su sangre, Taña lo descubrió ese día.

—Sólo si no la veo.— volteó su rostro al decirlo en un gesto esquivo, pero en definitiva eso era un permiso.

—¡Nunca se cruzará con ella!—aseguró. "O eso es lo que crees" pensó para sí, con Athy cerca y ella como talismán, Claude resistiría más tiempo expuesto a Jennette mientras Lucas llegaba a sus vidas. Al principio el joven mago no le agradaría a nadie, pero sería el amor de Athy, ¿no?

Además, era guapísimo en su versión adulta, sería lindo molestarlo.

Regresando a Claude, su enojo pareció esfumarse de un momento a otro y, después de un ligero tentempié y una despedida fugaz, Taña pudo ir a el Palacio Rubí a dar las buenas nuevas.

—Pronto vivirás en el Palacio esmeralda—le aseguró a Athy apenas cruzó la puerta—, ya vas a ver. Tal vez no me creas hoy, pero serás la favorita de papá. A tu madre, Diana, a ella realmente la amo.

Athy hizo una expresión de "No te creo". Ambas estaban echadas sobre la alfombra jugando con cubos. Taña sonrió, sintiendo su duda.

—¿Sabes? Hoy empecé a ver más claro, como clarividente, quiero decir. Eso nos ayudará mucho para mantenernos a salvo, padre dice que es magia de protección y curación. ¡Deberá esperar a ver la tuya! ¡Si que serás poderosa! Yo seré una hermana mayor muy inútil para ti y Jennette una vez sean adultas. Tal vez después de todo no deba ser Emperatriz y dejárselo a ustedes, no soy muy buena manteniéndome a salvo.

Athy, la cosilla hermosa, la consoló balbuceando y poniéndole una manito en un brazo. ¡Era tan linda!

—Tranquila, Athy. Estoy bien, no te preocupes, sé que seré una buena hermana mayor hasta que cumplas más de dieciocho, lo prometo.

O al menos eso esperaba.

Corregido: 02/08/21.

Disponible en la versión Esmeralda del patreon breves fragmentos extras.