Prólogo.

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Sarah había cometido un error.

No me refiero a que haya tomado el bus equivocado, que se haya gastado toda la batería leyendo una novela coreana y su teléfono estuviera a punto de descargarse media hora antes de llegar a casa, tampoco a aquello de haber puntuado siete en su examen de estadística universitaria por culpa de leer esa misma novela.

Bueno, sí, todo eso había sido un error. Pero no era el error más grande de esa tarde. Ese fue, de hecho, terminar de leer la novela y desear que el final no fuera ese.

¿Athanasia terminaba con Lucas? ¿Jennette sólo ocupaba su lugar? ¿Humillada, apartada y sola como la antigua Athanasia? ¡Había pensado que ambas tendrían un buen final! Pero Athanasia terminaba siendo perfecta como cualquier otra protagonista y Jennette solo una entrometida relegada a ocupar el papel que antes había tenido Athy. Lucas y Claude sólo tenían ojos para Athanasia. Y Kiel, que había estado tan enamorado de Athy, ¿era rechazado sin más? ¡Habían estado enamorados desde un principio! ¡Al menos denles una razón para dejar de quererse!

 Por la forma en la que todo aconteció, Ijekiel sólo parecía existir para recordar que Athanasia era la más bella del Imperio y que Jennette no merecía ni siquiera el primer amor de su infancia, porque él siempre tendría a Athy en su corazón. De tal forma, Jennette se volvía insuficiente en todos los aspectos al ser comparada con Athanasia, incluso en el amor.

¡Todo eso le olía a la misma historia con papeles intercambiados! ¡Qué rabia!

—¡Eso no es justo!—Sarah se quejó, el bus estaba vacío para esas horas de la tarde, así que fue sólo el conductor el que la vio gritarle a su celular. Ella le dio una sincera mirada que decía "Lo siento" y siguió leyendo.

¿En que se había quedado...? Ah, en cosas injustas.

¡Jennette también era una princesa! ¿No? ¡Todos merecían ser una gran familia feliz!

Bajó con prisa por la lista de capítulos disponibles.

¿Capítulos especiales? No, no quería más especiales. ¿Acaso no había más allá de eso? Reprimió gritar y se echó su gorro más abajo. Leyendo los comentarios de los fans, al parecer todos estaban felices con tal final, con Jennette desterrada y todo. 

"¡Vamos, chicas! Pudimos tener algo más" casi les grita, la mirada de reojo del conductor se lo impidió.

—¡Argh! Como desearía estar allí y cambiarlo todo— dijo en voz baja. Y fue tal vez  lo último que dijo. Porque cuando volteó a hacía la ventana, una camioneta compacta se abalanzaba sobre el bus.

"Oh, con que es así." pensó.  

Todo fue muy rápido y, a la vez, demasiado lento. Vio la camioneta chocar contra el bus, los vidrios de la ventana empezando a agrietarse y el impulso del golpe extenderse por todo su cuerpo.

Luego no supo más de sí.

Tuvo destellos de una vida antes de cerrar los ojos por última vez. La de una niña extraña de ojos como joyas llamada Tatiana, viviendo en una cabaña pequeña junto a su fugitiva madre, con poca comida en su plato, con frio en las noches de invierno.

"No eres hija de ese hombre" su madre clamaba cuando veía estandartes del Emperador atravesar en caravanas cerca del pueblo, las miraba con rabia. "Él nunca nos amó" añadía siempre.

Sin entender tal odio, Tatiana creció triste, sola y confinada, y estuvo más triste cuando su madre murió de pulmonía. Entonces los hombres que la contrataban como dama de compañía le fueron a buscar y en su lugar le encontraron aferrada al cadaver tibio de la mujer.

"¿Esta es la hija de Sonia? ¿No tiene los ojos imperiales?" preguntó uno de ellos, al sostenerle de la barbilla para observar sus ojos.

"Cualquier noble pagará bien por una concubina que parezca hija del Emperador" aseguraron. Tatiana no sobrevivió más allá de los catorce, pasada de noble en noble, usada como una muñeca hasta que decidió acabar con su vida.

Fue con un cuchillo en el corazón, donde más le dolió toda la vida.

"Que vida tan lamentable" suspiró Sarah y, de un momento a otro, se sintió también responsable de esa princesa perdida. ¿No tuvo ella un destino peor que el de sus dos hermanas? ¿Qué pasaba con aquel universo, en donde las hijas de Obelia estaban destinadas a tal sufrimiento?

Fue como si Dios decidiera entonces que ella sería Tatiana, porque cuando despertó era un bebé dado a luz en solitario en una diminuta cabaña perdida de la mano de Dios.

Entonces, Sarah había cometido un error.

Porque ahora era Tatiana y debía cumplir su promesa.

¡Iba a rescatar la infancia de  esas tres princesas!

¿Quién me convirtió en la hermana mayor de las princesas?Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt