Capítulo 13: Padre, ¿estás bien?

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Para el cabo de unos días, Tatiana dedujo que algo extraño le pasaba a Claude.

Taña se dio cuenta de que, en general, era difícil leerlo. De hecho era difícil leer a la mayoría de personas que tenían magia poderosa pero, de vez en cuando, leves brechas se abrían de aquella poderosa fortaleza y Taña veía.

Lo que veía era tan desconcertante como el comportamiento de Claude.

A la tiara de rubíes le siguió una pulsera, la caja enjoyada que la contenía amaneció en su habitación y Lady Rimma se lo explicó todo con voz resuelta mientras le peinaba el cabello:

—Es un regalo del Emperador.

—¿De mi padre el Emperador Claude?—su desconcierto era más que previsible, cualquiera podría entender que Claude buscara tranquilizar las aguas mediante un regalo. Pero que lo siguiera enviando era por demás desconcertante.

—Sí, el Emperador parece realmente arrepentido.

Mientras Rimma se regocijaba, Tatiana intentó descifrar qué clase de cosas pensaba aquel hombre.

Luego empezó a llamarla más allá de sus tardes de aperitivos y de repente tenían incómodos almuerzos y cenas seguidos de silenciosos paseos por los jardines.

Lo tercero, fue un pony. Un pony real, blanco con crin brillante, no es como si ya no hubiera ponies en el palacio pero ese era su propio pony.

Después, hubo filas de vestidos y accesorios entrando por su puerta, todos de parte del Emperador.

Acaso Claude... ¿sentía culpa?

—Padre—una tarde de paseo Tatiana rompió el silencio, en un intento de parecer casual meneó uno de lo listone de su vestido entre sus manitos—, ¿mi hermana Athanasia ya tiene escolta?

Claude no pareció tensarse ante la simple mención de Athanasia, y Taña no sintió nada, pero ya estaba consciente de que Claude ocultaba muchas cosas dentro de él.

Por eso se alivió solo cuando él le respondió con voz calmada.

—Félix la cuidará.

Un poco animada, Taña sonrió. ¡Eso estaba muy bien!.

—¿Padre se quedará sin escolta?—para disimular su alegría Tatiana curioseó, rascando el pétalo de una rosa. Él día estaba perfecto para caminar por los jardines de rosas, soleado y fresco. Por eso vestía de blanco.

—No la necesito— él determinó, sin siquiera pestañear. Era tan serio, el pobre Félix, que los acompañaba dos pasos por detrás, seguro sintió el golpe en su orgullo.

Cuando volteó, Félix le regaló una herida sonrisa que decía: "No se preocupe". A pesar de que, claramente, estaba recuperándose del golpe. Pobrecillo, ya estaba acostumbrado a los desplantes de su amigo.

El Emperador siguió caminando y Taña intentó seguirle el paso con sus cortas piernecillas de niña.

—Tú tampoco tienes escolta—el comentario de Claude surgió como por casualidad, mientras arrancaba una rosa de un arbusto bien podado. Tatiana supo qué vendría.

¡Un nuevo escolta!

—¡Sir Arthur Gillian puede ser mi escolta!—enseguida exclamó. Cuando Claude volteó a verla, chispas de alegría adornaban el rostro de Taña al imaginarse a Sir Gillian como su escolta.

Algo en eso, imperceptible pero insistente, le molestó.

—¿Él te agrada?— le preguntó, con la rosa entre sus dedos.

Tatiana asintió una y otra vez, muerta de alegría. ¡No lo podía creer! ¡Tendría de nuevo cerca a Sir Arthur!

—No será él—Claude le cortó, lanzando la flor machacada al suelo.

¡¿Qué?!

Tatiana sintió todos sus sueños caer sobre su cabeza. ¡¿Por qué?! ¡Sir Arthur era perfecto para ella!

¡Vamos Claude, no seas cruel!

—¡Pero él es muy buen caballero!—insistió Taña, sin darse cuenta tomó la mano de Claude para suplicar—, ¿Quién más podrá cuidar bien de Taña además de papá?

—Félix podría hacerlo.

—¡Félix ya es de Athy!—Tatiana infló las mejillas y... ocurrió.

Entre las flores abiertas, Claude rió.

Fue bajo, muy breve, apenas pudo ver su sonrisa antes de que la ocultara tras su mano, pero él lo hizo.

Tatiana lo había hecho reír. 

—Eres una niña—él dijo, sin dejar ir la manito de Taña de entre la suya

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—Eres una niña—él dijo, sin dejar ir la manito de Taña de entre la suya.

—¿Uhm?—Tatiana no entendía. ¿A qué se refería Claude? ¡Por supuesto que era una niña! ¿Por qué estaba actuando tan extraño? ¿Por qué ese hombre frío estaba riendo?

—Desde que llegaste actúas como una adulta, pero eres una niña. No recordaba que lo eras.

¿Eso era una disculpa? ¿En verdad él estaba arrepentido por haberle gritado después de todo?

—Papá—Entre el rocío de las flores, la luz de un ocaso de luces anaranjadas que encendían con magia el rostro de Claude y el suave clamor de los pájaros en los arboles, Taña tentó su suerte —, ¿puede Athy vivir en el Palacio Esmeralda con nosotros?

Claude suspiró y, sin mirarla, susurró algo con cansancio:

—Actúa más como una niña.

Y siguió caminando, dejando a Taña atrás. Félix se rió y cuando Taña volteó a verlo, aún muy desconcertada, él le indicó con un gestó que siguiera al Emperador.

¿Pero qué le pasaba a Claude ese día?

—¡Papá!—chilló, corriendo tras él—, ¡¿eso qué significa?!

No recibió respuesta, pero al día siguiente, Athy se mudó al Palacio Esmeralda.

No recibió respuesta, pero al día siguiente, Athy se mudó al Palacio Esmeralda

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Corregido: 02/08/21.



¿Quién me convirtió en la hermana mayor de las princesas?Where stories live. Discover now