Capítulo 37: La historia de una mucama muerta.

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Obelia amaneció con tres presuntos culpables de envenenamiento condenados a la horca una mañana de primavera.

Mientras Tatiana estaba con Alfierce, cosas extrañas habían pasado en el Palacio Granate, sin explicación alguna, la mucama personal del Emperador, Genevieve, se había desplomado vomitando sangre.

Luego murió entre los brazos de Claude, todo en menos de unos pocos minutos.

El punto de su conmoción fue tan alto como para encontrar palabras con las que decirle a Félix que Tatiana estaba con Alfierce, él sólo pidió a gritos que trajeran a sus hijas con él y las encerrasen. Desde ese momento, el Palacio Granate estaba cerrado a cal y canto.

Nadie entraba ni salía.

Muchos dirían que era una reacción exagerada por una simple mucama, pero los nobles estaban muy conscientes de que un veneno en la copa de uno de los sirvientes del Emperador podía estar muy bien la copa del mismísimo regente.

De eso habían pasado ya tres días.

Tatiana suspiró, pasando una mano tranquilizadora por la frente de su padre, él estaba inquieto, dormía poco y hace unas horas había tenido fiebre. Athanasia y Jennette también suspiraron, mirando a Claude desde el otro extremo de la cama.

Las tres princesas no habían salido de la habitación de su padre esos tres días, recluidas por el temor de que les pasase lo mismo que a Genevieve

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Las tres princesas no habían salido de la habitación de su padre esos tres días, recluidas por el temor de que les pasase lo mismo que a Genevieve. Claude estaba tan alterado que ni siquiera estaba seguro de que los tres condenados a la horca fueran realmente culpables, pero su cólera no le dejaba ver.

Athanasia ya conocía esa historia y se estremecía cada vez que escuchaba de los hombres que serían ejecutados esa mañana.

"Podría ser yo" ella suspiraba, pero luego se recomponía, mirando a su padre dormitar entre la fiebre.

¿Cómo una simple mucama lo había puesto en tal estado de cólera? Cuando Athanasia lo vio entrar a su estudio de baile, las túnicas empapadas de sangre y el rostro desencajado por la furia, ella creyó que finalmente las cosas habían caído en su lugar y ella moriría a manos de Claude.

Pero, en vez de ello, él la tomó entre sus brazos y la llevó junto a Jennette a sus habitaciones.

Luego supieron por qué.

Genevieve, aquella que ni siquiera hablaba con ellas al atenderlas por respeto a sus títulos, había muerto. El terror se apoderó de Athanasia y se abrazó a su hermana Jennette, temiendo que algo le pasará a su amada hermana.

¿Y sí Rosalía estaba intentando envenenarla en un extraño truco para sacar a Tatiana y Athanasia del juego? No sólo terminarían heridas ellas, también Jennette.

—Papá, ¿te levantaras a comer? Lilian lo ha hecho ella misma—la voz de Tatiana interrumpió los pensamientos tormentosos de Athanasia. Ella estaba inclinaba sobre su padre que, con los ojos entreabiertos, apenas la miraba.

¿Quién me convirtió en la hermana mayor de las princesas?Onde histórias criam vida. Descubra agora