Capítulo 48: Las preocupaciones de Claude.

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Los siguientes días en el Palacio Esmeralda fueron fríos y aburridos, Tatiana durmió, comió y fue a sus lecciones, pero nada fue como antes. Ella podía sentir al mundo, a Anastasio y hasta a Lady Luciel siguiendo con sus planes allá afuera, pero ella estaba encerrada en sus habitaciones, recibiendo lección tras lección, acompañada por sus cinco guardias hasta a los jardines más privados del Palacio y mirando a través del balcón como una alondra recluida en su jaula.

Era una princesa en la torre con todas las de la Ley, su propio dragón y todo.

Obviamente, el dragón era Claude.

Él no estaba muy dispuesto a discutir con ella, estaba tan dolido por sus palabras y tan frustrado con la rebeldía de su hija que apenas le dedicaba uno solo de sus suspiros. Tatiana descubrió que, además del color de ojos, también había heredado el orgullo de su padre, porque tampoco estaba dispuesta a disculparse.

Lo había hecho todo para que todos fueran felices, no entendía por qué Claude estaba tan ofuscado.

La verdad es que en el fondo también se sentía culpable. A veces veía a Claude como el mero personaje de una novela, egoísta y plano, y no como el padre que la había estado criando todos esos años.

Ella, que era una de sus amadas hijas, se había puesto de forma deliberada en la mira de fuego del villano sin consultarle primero. Tatiana no se había dejado proteger por él, eso era lo que le había puesto tan enojado. Hombres, Tatiana rezongó, mirando al balcón con aire meditabundo. Nunca aceptaban que uno podía protegerse por sí misma.

En su interior, sabía que su padre tenía razón, que Claude pudo haber hecho cosas mucho más útiles contra Anastasio que sus tibios movimientos, pero no quería admitir que eso también implicaba el hecho de que, tal como él había dicho, ella no se consideraba su verdadera hija. Admitir eso era admitir una parte de ella que se derrumbaba tan fácil como una torre de cristal.

Algo contra lo que no podía luchar, que estaba en su interior y que la hundía todos los días un poco más abajo.

Algo que había llevado a la Tatiana original al suicidio y que ella temía con toda su alma.

Tenía miedo, y lo peor de todo es que no podía contrarrestar ese miedo intentando hacer algo contra los villanos de la historia, porque estaba encerrada en su habitación, sin formas de averiguar más cosas sobre los Whestern hasta que la maldición se les fuera revocada y sin un Lucas que siguiera curando a su padre.

No tenía ningún aliado, al menos no ninguno que no debiera primero a su lealtad por Claude...

Estaba sola.

Como llamada por su pensamiento, un águila enfiló por encima del Palacio y aterrizó en el balcón junto a Tatiana. Era Farrell, una breve nota estaba en su pata y le miraba con esa típica cadencia de ave mimada, esperando su golosina de premio.

Pero en vez de darle algo de carne seca, Tatiana miró al ave como si fuera una revelación divina.

Por supuesto.

¡Su padre no sabía que se mensajeaba con Sir Arthur! ¡Apenas si lo sabía Lucas! Y, para ese tiempo, probablemente no le hubieran llegado a Arthur las noticias sobre la repentina reclusa de Tatiana.

Saltando sobre un pie, ella leyó la nota de Arthur en donde le preguntaba por su salud, por lo repentino que había sido el anunciamiento del juicio de Asteria Whestern y sobre el incidente del collar.

Tatiana respondió de forma escueta a todas las preguntas, le escribió cálidos saludos e hizo las preguntas pertinentes:

"... sé que le debe parecer extraño que una joven clarividente le pregunte estas cosas, pero una niña como yo aún no desarrolla por completo su potencial y no quiero molestar a mi padre. Por tanto, Sir Arthur, me puede decir, usted estuvo involucrado en la rebelión que encabezó mi padre, ¿no es así? Por tanto, tuvo contacto cercano con mi padre en aquellos tiempos. ¿Me puede decir cuál era su opinión de los Whestern? Parece odiarlos con tanto rencor que me sorprende y sé que usted no censurará sus palabras frente a mí.

¿Quién me convirtió en la hermana mayor de las princesas?Où les histoires vivent. Découvrez maintenant