Obsesionada con la historia de "Who made me a princess?" Sarah se encuentra con un insatisfactorio final feliz en el que, técnicamente, no todos terminan felices.
¿Por qué Jennette sólo se vuelve una inútil antagonista?
¡Eso no es justo! ¡Ambas s...
El cumpleaños de Claude llegó y Taña estaba emocionada.
¡Aquella era una gran oportunidad para acercar más a Athy y a Claude!
En Obelia era una tradición que la corte ofreciera un banquete para el Emperador, así que ni Athy ni Taña pudieron asistir a la celebración ese año por no estar presentadas en sociedad, pero Tatiana se encargó de celebrarlo... a su forma.
¡Celebrarían a lo grande! ¡O ella no se llamaba Tatiana Day Obelia!
Con esa misión en mente, fastidió a Félix toda una semana para que soltará cual podría ser el mejor regalo para Claude e instó a Athy a hacer tantos dibujos como pudiera, para que luego los firmara con sus manitos embarradas de pintura.
Mando a encargar regalos a Félix, a aprender el horario de sueño de Claude a sus nanas y, al final, hizo un pastel de pollo, un enorme y suculento pastel de pollo al que Claude no se podría resistir.
Así, y a riesgo de perder todos sus avances con Claude, Tatiana y Athanasia se escabulleron en las habitaciones de Claude en la mañana de su cumpleaños. Él estaba dormido en su cama, arropado hasta el pecho. Lady Rimma y Lady Lilian las ayudaron en sus travesuras, sosteniendo los regalos mientras Taña se deslizaba por la habitación con el pastel en la mano y Athy se aferraba a su falda.
Con cuidado de no despertarlo, Tatiana puso el pastel en la cama y ayudó a Athy a subir.
—¿Papá?—susurró Taña, una vez todo estuvo listo—Papáaaa.
—¡Papa!—exclamó Athanasia, estampándole una manita en el brazo. Normalmente era así de confianzuda con Claude. Tatiana suponía que esa era su forma de venganza por su anterior vida, tal vez, pero eso no era lo importante.
Lo importante fue que, esa mañana, lo primero que Claude vio al despertar fueron los grandes ojos brillantes de sus dos hijas a punto de desearle un feliz cumpleaños.
—¡Feliz cumpleaños, papá!—exclamó Tatiana, acercándole más el pastel con una vela sobre él, era, naturalmente, un pastel de pollo.
La expresión de Claude fue un poema.
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Sin dejar que reaccionara, Lilian y Rimma les tendieron los regalos y Tatiana empezó a enumerarlos mientras Athy se acurrucaba junto a Claude para mirar de cerca el pastel de pollo.
—¡Son para ti papá, Félix nos dijo todo lo que te gustaba!
Sacó todos los regalos del empaque frente a Claude, hablando de ellos con ojos brillantes. Una capa nueva, un caja fina de plumas para escribir, gemelos de oro para sus camisas y un montón de dibujos que ella y Athy habían hecho para la ocasión. Todo para él.
Tatiana, como siempre, se entretuvo charlando sobre todos los regalos y Athy balbuceó con gozó junto a ella.
Y, a pesar de no decir nada, Claude apagó la vela para satisfacer el capricho de las dos niñas. Cuando las miró aplaudir, no pudo negar que hubo cierta alegría en su corazón. Esa fue la primera vez que sonrió frente a Athy. Fue extraño, una calidez se extendió por el pequeño pecho de la niña al verlo.
