Temporada 1. Capítulo 1: La princesa campesina.

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Siendo sinceros, Sarah no recibió bien la noticia. Era la hija menor de un buen matrimonio, en la universidad no era la mejor pero se defendía, tenía amigos, un chico que le gustaba y planes para su vida.

¡Tenía una vida!

Al contrario de Athy en su anterior vida, ella sí que quería vivir. Por eso lloró muy fuerte cuando nació y los días posteriores a ello, pero no pasó ni una semana para que empezara a tener consideración de Sonia, su nueva madre.

La pobre estaba sola en aquella cabaña, sobreviviendo con apenas pan en su mesa. Por ella, empezó a ser una niña más tranquila, resolvió por llorar sólo cuando estaba sucia o tenía mucha hambre, pero la tristeza nunca pasó.

Se dio cuenta de que Sonia también estaba triste. Tenía el cabello pelirrojo hecho nudos y los ojos marrones sin un brillo de vida en ellos. Era bonita, por supuesto, toda concubina en el Palacio Rubí debió serlo. Pero supo que su mamá no fue nada especial a comparación de Diana o Penélope, fue sólo una concubina lo suficiente afortunada como para recibir atención de un Emperador cuyo placer por la vida ya se había muerto.

—No fui la única—le confesó una fría noche, acurrucadas junto a la chimenea para no congelarse. Tatiana intentó no llorar para no alterarla, aún cuando el frío le entumecía los pies—, a todas nos llamaba. No había ninguna preferencia, ninguna lograba llenarle. Sus ojos eran hermosos, pero estaban tan vacios, Taña. Todas las que entraban en cinta terminaban igual. Lo supe cuando te sentí dentro de mí, tenía que escapar, tenía que hacerlo. Una vez mató a todo un palacio, y a su hermano y su padre... ¿Qué le impide hacerlo otra vez?

El temor de Sonia era certero y no la culpaba por escapar, Claude era un hombre cruel cuando no tenía sentimientos ni recuerdos de cariño. En esas noches crudas, a veces Tatiana elevaba una manito y se la ponía en el mentón.

"Te entiendo, mamá" intentaba decirle, y hacia lo posible por no reflejar en el rostro demacrado de Sonia el rostro de su verdadera madre, porque si no lloraría y Sonia no estaba en condiciones para cuidar de una bebé llorona.

A medida que crecía, la comida se hizo más escasa y, entonces, Sonia tuvo que tomar la decisión. Un día, suspiró, se puso guapa y salió, dejó a Tatiana en el corral, con una hogaza de pan en la esquina, un biberón con agua y con el pañal puesto. Hecho el pestillo a la cabaña y se asomó por la ventana para saludarle, tan culpable por dejarla allí sola que no soportaba si quiera estar unos pasos lejos de la cabaña.

Parecía cruel que una madre dejara a su hija así, pero Sonia tenía razones. En la despensa había solo un tarro de frijoles crudos y una bolsita de sal. En el saco lleno de anillos y joyas costosas que había tenido como concubina, permanecía sólo un collar de poco valor que ningún comerciante había querido.

No es como si Tatiana no supiese qué era lo que iba a hacer Sonia en el pueblo más abajo de la colina. ¿No era lo mismo que había hecho con Claude? Si era para darle comida a ambas, no tenía problemas.

Con el tiempo, aprendió a caminar y a comportarse, su madre ganó un poco más de dinero, aunque a veces llegaba mallugada e irritable. Tatiana empezó a entender las señales que le indicaban cuando podía abrazar a mamá o simplemente recibirle callada y sin mucho alboroto.

Era una buena niña, Sonia lo decía seguido.

Al poco tiempo Tatiana decidió que no estaría triste nunca más y así también alegraría un poco a Sonia. Si aquella sería su vida en adelante, debía enterrar el rostro de sus familiares, las vivencias de su vida pasada y empezar a asimilar esa, mientras aprendía cómo cambiar el destino trágico de Tatiana.

Cuando tuvo edad empezó a cocinar, a limpiar y sembrar. Era un trabajo duro para una niña de cuatro, pero se las arregló y a la par de ello también empezó a estudiar algo de escritura y lectura. Se sentaba en la única mesa de la única habitación cuando ya no había ningún oficio por hacer y leía de los pocos libros que había en la casa.

—¡Tengo una hija prodigio!—se alegró Sonia, cuando la vio escribir una frase entera sin ayuda.

Con lentitud su vida empezó a volverse agradable. Sonia a veces sonreía, y de vez en cuando se esforzaba por llevarle algún dulce para premiar la inteligencia de su amada hija.

Una vez Tatiana sembró toda una tarde y, por error, se cortó con un pedazo de vidrio enterrado. Cuando su madre llegó, la encontró llena de tierra hasta el cabello y con una mano sangrante. Como toda madre, se alarmó, pero Tatiana la tranquilizó.

 Como toda madre, se alarmó, pero Tatiana la tranquilizó

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—Es sólo una herida, se curará.

Sonia no estuvo de acuerdo, la llevó adentro y le vendó la herida.

—En verdad no eres ninguna princesa delicada, ¿eh? ¿Taña? ¿Qué haría yo sin ti?—ella se rió.

Y le dio un beso en la mejilla.

Por esos pequeños momentos en los que Sonia volvía a reír. A Taña le bastaba el esfuerzo.

No supo cuando empezó a creer que todo podía seguir así para siempre. Se acostumbró a las labores del hogar, a comer poco, y a sembrar lo que se llevaría a la cocina. Sus manos empezaron a curtirse por el trabajo de campo y empezó a convencerse de que su vida estaba bien así, ¿sabía ella cómo comportarse como Princesa? Al fin y al cabo no era tan importante mejorar la vida de Athy y Nette cuando debía estar allí para mamá, ¿no?

Fue en su cumpleaños numeró cinco cuando consiguieron semillas de girasoles y los plantaron frente a la cabaña.

—Cuando nos visiten—dijo Tatiana—, ¡verán un hermoso campo de girasoles y creerán que esta es una casa brillante!

Sonia se entristeció.

—Taña—le dijo, con un tono de dulzura que intentaba explicarle algo cruel—, nadie puede venir, ¿entiendes? Si alguien ve tus ojos. Te querrán llevar.

—¿Con el Emperador malvado?

—Sí—Sonia le acarició la cabeza, llena de cabello naranja cortó y liso, viendo directo a aquellos ojos de diamante azul—, con ese Emperador malvado.

Taña sabía que Claude no era malvado, pero Sonia lo creía y ella quería ver a mamá feliz.

Y, por esa época, fue lo único que le importó.

Y, por esa época, fue lo único que le importó

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Capítulo corregido: 01/07/21.

Ilustración  del capitulo hecha por la ilustradora oficial del webtoon: la fabulosa kiaribett_chan 

Instagram: https://www.instagram.com/kiaribett/   


¿Quién me convirtió en la hermana mayor de las princesas?Where stories live. Discover now