RULER Libro I (+21)

Capítulo 20 [Ángel caído]

Janelle Bullrich

Marzo 22

Entre abro los ojos evitando que la luz me lastime la vista, aunque no es mucho lo que puedo abrirlos los siento hinchados y la cabeza me palpita. Levanto un poco el cuello observando todo a mi alrededor, estoy con una bata de hospital, con varios cables conectados en mi brazo izquierdo. No hay nadie en esta habitación de hospital.

Vuelvo a recostar la cabeza en la cama y las lágrimas comienzan a desbordarse por mi rostro con cada pestañeo. Nada fue un sueño, nada.

Los recursos de sus sonrisas, lo dulce que era, nuestros peores momentos intentando calmarlos juntas... a la distancia. Y ahora ni siquiera la volveré a escuchar.

Me aprieto el pecho con fuerza intentando contener el dolor que me causa el despertarme y darme cuenta que mi niña ya no está. La quiero volver a ver, quiero volver a ver su rostro, sus ojos turquesa, su sonrisa, a sentir sus abrazos, llenarme de su alegría, quiero que en un año y medio ella vuelva a visitarme, pasar la mejor semana de mi vida como los anteriores años, quiero que vuelva...

—Perdóname hermosa— susurro apretando mis labios en medio del llanto— si solo hubiera sabido que...—sollozo— que te ibas a ir para siempre de mi lado, habría pasado mucho más tiempo contigo—me tapo el rostro con el brazo, cerrando los ojos con mucha fuerza.

Recuerdo tras recuerdo, me están dejando destrozada por completo. No debí haber cerrado los ojos.

—Hija...— entra mi madre a la habitación y los sollozos me dejan sin aliento, cortándome por completo la respiración —. Lo siento mucho mi amor.

Me levanto y aprieto mi cabeza contra su pecho rodeándola con los brazos, intentando consolarme, pero es inútil.

El recuerdo de ella en la camilla me arranca por completo un pedazo de mi vida. No volvió a abrir sus ojitos. No lo hizo...

—Ella ya no está—susurro—. Y la quiero de vuelta, por favor haz algo, que me duele la vida mamá.

—No podemos cambiar nada de lo que pasó—me acarició el cabello.

Asentí sin poderme creer nada de esto. ¡Quiero despertar de esta maldita pesadilla!

—Me mintió, ¿sabes? Dijo que estaría en mi boda, que cumpliríamos nuestros sueños, que nos iríamos de viaje por el mundo entero, que viviríamos juntas, pero ahora ya no, nada de eso pasará —me aprieta más y yo sigo llorando con el dolor carcomiéndome por dentro, deseando regresar el tiempo— si yo no hubiera cerrado los ojos en ese instante, ella estaría aquí, conmigo.

—¡Pero tú no! — me corta, separándose de mi sosteniéndome de los hombros.

—¡Y eso que importa! — grito con rabia y dolor— ¡A ella aun le faltaban muchas cosas por hacer! Le gustaba un chico que jamás conocí y jamás conoceré, porque ella ya no está aquí para presentármelo. ¿Lo entiendes? ¡Ni siquiera pudo enamorarse en esta vida de mierda! —sollozo apretando los dientes con fuerza.

—Lo siento mucho, hija. De verdad—me dice con lágrimas en sus ojos— pero perdería a cualquier persona en este mundo, por no perderlas a ustedes, a tu hermana y a ti, no lo soportaría— asevera. Y niego varias veces apretando los labios.

—Eso no es lo que pensaste años atrás—le reclamé y apretó los labios—. Y ahora intentas ser la madre digna. ¿Te digo algo? Ni siquiera un abrazo tuyo me llena como uno de los tantos que necesito de la niña que ya... que ya no lo hará.

Esto duele como el infierno.

—Porque murió Janelle—soltó limpiándose el rostro y negué frenéticamente— Y si las cosas tuvieron que ser así. Lo tienes que aceptar.