Capítulo 36 [Infierno]

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Janelle Bullrich

Sé que han pasado unos minutos de felicidad de las chicas a mi lado. También sé, que la idea de ahora saber la razón de mis últimos malestares es algo... alucinante, y tengo miedo, es eso lo que no me deja alegrarme completamente.

—¿Estás feliz? — me preguntó Megan muy emocionada.

Me daba algo de remordimiento no poderme sentir igual de emocionada. O es lo que siento al no poder reaccionar de la manera que debería.

—¿Ha estado suministrando algún medicamento anticonceptivo? —escuché a la doctora.

Posé la vista en Yun y mis sentidos se agudizaron observando la hoja que sostenía Yun.

—¿Janelle?

Megan frunció el ceño mientras yo alternaba la mirada entre todas y asentí.

—¿Si qué? —preguntó Yun sentándose a mi lado.

—Yo... sí, estoy muy feliz—solté aire antes de ir sonriendo de a poco—. Claro, es un hijo de Anton. ¡Dios! Voy a tener un bebé, solo mío. Voy a ser madre...

La idea hasta me preocupaba más que cualquier cosa en este mundo. Pero sé que podré con esto, tengo que.

—Sabes que estamos para ti y para ese humanito que llevas dentro—Yun me abrazó de los hombros.

—Y yo también estaré para ti. Para lo que necesites... siempre. Después de todo soy tu hermana mayor. Y... ¡Y voy a ser tía!

Sonreí y las dos se acercaron a abrazarme. Cerré los ojos despreocupándome de todo por un instante.

—¡Vamos a asfixiar al bebé! —gritó Yun.

Las tres nos reímos y yo solo disfrutaba de su compañía tanto como de la confianza que me daban y sobre todo la tranquilidad.

—No creo que aún puedan hacerle eso. Pero les aseguro que si lo están haciendo conmigo.

—Oh, sí. Lo siento—se alejaron y esta vez me encontré con la mirada curiosa de la doctora.

—¿Entonces?

Levanté las cejas sin saber a qué se refería y luego caí en cuenta.

—Ah, es verdad. Si... por una o tal vez dos semanas me tomé las pastillas anticonceptivas. Pero tampoco lo hacía muy seguido. Fue algo descuidado de mi parte—musité.

Ella solo me sonrió con compresión y lo iba a hacer también hasta que el grito de Yun me hizo pegar un pequeño brinco.

—¡Pero qué dices Janelle! Eso que llevas dentro es lo mejor que me ha pasado. Deja de decir que tú fuiste la descuidada. Después de todo dudo que Anton haya usado....

La golpeé antes de que siga soltando tonterías. Y la miré significativamente para que no hable.

—Yun, cállate—advertí algo avergonzada.

Que se ponga a hablarme aquí de sexo con Anton, hace que el pequeño sentimiento frustrante de que él no está aquí se me agudice. Aun cuando yo soy la culpable de eso.

Pero si él se atreviera a si quiera insinuar que no quiere a mi hijo, es un sentimiento fastidioso, la ira junto con tristeza y la emoción mezclado es realmente horrible, algo que ni siquiera puedo explicarlo, y sé que es porque no lo aceptaría una negativa de su parte aunque me lo dijera por error. No aceptaré ese rechazo de su parte. Ni de broma. Porque dolería, demasiado.

Y no estoy para soportar más. De nadie.

—Bien, como quieras. Igual no iba a decir nada de malo o no algo de lo que nosotras no estemos enteradas—se encogió de hombros y luego se frotó la parte donde le di el codazo y me reí—. Tosca.

RULER Libro I  (+21)Where stories live. Discover now