Capítulo 46 [Epílogo]

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Janelle Bullrich

Rusia—Krasnodar.

—Mi nombre es Anton Strauss.

—Y yo me llamo Janelle Bullrich.

Sus ojos eran impresionantemente penetrantes. El gris era demasiado claro. Su cabello tenía un peinado perfecto. Sonreí, sonreí antes de acercarme más a él olvidándome de todos a mi alrededor.

—Déjame dejarte Janelle.

Se veía serio, demasiado. A lo que solo negué. Me acerqué los pocos centímetros que quedaban y lo abracé, respirando su aroma, y dejando mi rostro empapado de lágrimas.

—Bonita.

—No te vayas... no me dejes.

—Te amo mi demonio...

***

Siento como mis labios tiemblan, y la garganta la tengo seca. Mis ojos se sienten húmedos. Y no quiero abrirlos, quiero seguir soñando.

Es un segundo el que me quedo totalmente en blanco.

Estoy sintiendo el verdadero dolor, el dolor que te mata, el dolor que no se cura, el dolor que te deja en ruinas. Ese dolor que te recuerda lo miserable que te volviste en la vida. Lo poco que lograste intentando hacer demasiado.

—Anton...

Las lágrimas me inundan el rostro, sintiéndome vacía con el alma desquebrajada en miles y miles de pedazos.

Y el maldito olor a hospital vuelve, junto con cada recuerdo.

—¿Janelle? —escuché.

Sollocé sintiendo la vida dolerme un maldito infierno.

— Yo no estoy lista para perderlo—susurré—. ¡Arráncame el corazón! Hazlo por favor, siento que el dolor me lo está desgarrando—grité entre dientes aun con mis ojos cerrados, se la realidad de mierda que me espera si los abro.

Mi pecho empezó a subir y bajar frenéticamente.

Intenté sentarme, sintiendo que los huesos se me quebraban y el dolor de mi cuerpo lo aguanté apretando los dientes, mi cabeza estaba a punto de estallar. Los malditos cables volvieron a tensarse y los jalé con fuerza, arrancándome la piel, sintiendo dolor, pero nada comparado al dolor emocional, al de mi alma y mi estúpido corazón.

Escuché las maquinas derrumbarse sintiendo mi brazo sangrar.

—Jane, no lo hagas—escuché a Yun en la habitación.

—Necesito ir por Anton. No puedo... ¡Él no nos puede haber dejado! El no sería capaz—magullé llena de dolor apretándome el pecho, sintiéndome impotente y recordando sus caricias.

—Janelle cierra los ojos...

Lo estoy haciendo mi amor...

Mi llanto se apeoraba con cada segundo.

—Abre los ojos Jane, debes calmarte.

—No quiero abrirlos—jadee—cada vez que lo hago, algo malo me espera al abrirlos. Ya no quiero más dolor—murmuré en medio del llanto.

—Janelle—escuché a Megan.

Busqué sentirla en medio de mi oscuridad y sus manos me sostuvieron.

—Megan, dime, dime que nada de esto es verdad. Que Anton va a entrar por esa puerta cuando abra los ojos y me dirá lo terca y loca que soy, pero que aun así me ama—le pedí parando de llorar, pero aun así las malditas lágrimas no paraban de resbalar por mi rostro.

RULER Libro I  (+21)Where stories live. Discover now