❝Hace tiempo alguien me explicó la historia de un paraíso que se hallaba más allá del mar. Me preguntaba qué tan desdichado había de ser alguien para nacer en el infiero, qué tan egoístas habían de ser otros para abandonar a los demás a su suerte en...
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La gente ya había sido evacuada, pero en mi camino hacia aquí había escuchado muchos rumores, gente llorar, gritos. Algunos de los habitantes contaban historias, historias exageradas, los miembros de la guarnición, en cambio, comentaban pequeños rumores que ni ellos se creían, entre eso y las miradas de esas personas, era más que suficientes para hacerme una idea de lo que había sucedido.
— Elodie de Roche — me nombró alguien a mis espaldas con una especie de sorpresa fingida — ¿cuánto tiempo a pasado desde la última vez?
— Hace un mes que nos vimos señor — respondí encarando aquel al que había estado esperando, Dot Pixis.
— Vaya, el tiempo vuela, en fin ¿llevas aquí mucho rato?
— El suficiente comandante — dije subiéndome a mi caballo de nuevo.
— ¿Qué has descubierto? — preguntó.
— ¿No tiene usted informantes en la zona?
— Pero ninguno que me lo pueda decir sin ponerse a temblar me temo.
— Le importa que vayamos hacia el cuartel militar mientras se lo cuento, estoy segura de que lo que está sucediendo allí le fascinara — él cabalgó a mi altura, mientras su escolta iba detrás de nosotros.
— ¿Weilman esta al cargo de esa zona verdad? — pregunté.
— Evidentemente ¿No confías en él?
— Tiene esposa e hijos, un carácter temperamental, y sin ánimo de ofender, siempre ha sido un poco cobarde ¿usted cree que él pueda resolver una crisis como esta? — Él no respondió, dejo que el silencio sirviera como respuesta
— Hay algo mucho más importante que tratar, corren rumores que había un titán, un supuesto anormal que lucho contra los otros titanes, y estos lo atacaban a él de la misma manera que hacen con los humanos. Fue de gran ayuda para los nuevos soldados que intentaban llegar al depósito de combustible.
— He escuchado que de ese titán emergió el cuerpo de uno de los novatos. El general Weilman le ha rodeado, a él y a un par de sus amigos, con soldados cargados con toda la munición posible, cañones y amenaza con matarlos — añadí.
Una explosión retumbó en la zona. Ambos nos detuvimos por un momento.
— No se preocupe comandante, me temo que eso no será suficiente para abatirlo.
