❝Hace tiempo alguien me explicó la historia de un paraíso que se hallaba más allá del mar. Me preguntaba qué tan desdichado había de ser alguien para nacer en el infiero, qué tan egoístas habían de ser otros para abandonar a los demás a su suerte en...
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Elodie's pov
Nos encontrábamos varios miembros de la legión en una sala del cuartel general de Stohess, parecía ser una especie de comedor, pero la verdad es que por la decoración y distribución casi parecía un restaurante, supuse que sería un lugar reservado a altos mandos, aunque ahora se encontraba vacía, salvo por nuestra presencia.
Éramos cinco, Hanji, que había pedido cada uno de los postres disponibles, Armin y Jean, que en este caso si habían pedido comida normal, y Ackerman, quien bebía una taza de té, mientras ojeaba un libro, ajeno a cualquier conversación trivial que hubiera tomado lugar en esa mesa, y yo, que intentaba aparentar que sentarse en una silla con todo el torso vendado no era incómodo.
No obstante, nuestra presencia allí tenía fecha de caducidad. Ese era nuestro tercer día en el cuartel de la policía militar, nos habían dejado permanecer allí hasta que los últimos acontecimientos, es decir, la pelea de dos titanes en mitad de la ciudad, y el descubrimiento de que los muros estaban hechos de titanes, quedaran "claros".
— Todo esto... está extrañamente tranquilo — dijo Armin, mientras soltaba un suspiro.
— ¿Y te quejas? — pregunté enarcando una ceja.
— Yo me podría acostumbrar a vivir así... — comentó Jean antes de llevarse una cucharada de flan a la boca.
— Ya ves — corroboré — las raciones que nos dan en la legión comparada con esto parecen estiércol.
— Tampoco es que estén malas — comentó Armin.
— Ya, pero tampoco están buenas — añadió Jean — además la vida aquí es mucho más fácil, ¿visteis a la policía militar el otro día?, estaban parados sin hacer nada — espetó — ¿y esos eran los mejor de su promoción? — añadió eso último con voz baja y en tono irónico.
— Te sorprendería saber la de amiguismos que se mueven entre la policía militar — comentó Hanji, bajando progresivamente el volumen de su voz, casi en un suspiro, para luego volver a devorar los distintos postres que tenía.
— ¿Oye, Elodie tú no fuiste de los diez primeros en tu promoción? — pregunto Jean cambiando de tema.
— ¿Eh? — ladeé la cabeza — yo no hice de eso. Me entrené en el cuartel como por cuatro meses antes de mi primera expedición.
— ¡¿Cuatro meses?! — Jean se quedó desconcertado ante mi respuesta.
— Debías ser muy buena... — comentó Armin que también se veía algo sorprendido.
Iba a corregirles inmediatamente, pero Hanji decidió hacerlo por mí.
— ¡Qué va! Sus notas en trabajo en equipo e iniciativa eran pésimas — espetó.
