❝Hace tiempo alguien me explicó la historia de un paraíso que se hallaba más allá del mar. Me preguntaba qué tan desdichado había de ser alguien para nacer en el infiero, qué tan egoístas habían de ser otros para abandonar a los demás a su suerte en...
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Ya había anochecido, durante el resto del día había cooperado en la eliminación de los titanes restantes en Trost, cuando anocheció todavía quedaban algunos, de manera que muchas de las tropas se habían quedado acampadas en el interior del muro Rose, para planear así un ataque para el día entrante.
Me había cruzado con varios miembros de la legión en Trost, pero no era el lugar ideal para ponerse a hablar, y además había estado evitándoles en la medida de lo posible. Tras esto me despedí del comandante Pixis y me dirigí al establo de las tropas de la guarnición para volver lo antes posible al cuartel de la legión. Con suerte todos harían como si no hubiera pasado nada, al fin y al cabo la defensa de Trost era una cuestión de peso mayor.
Pero yo no tengo suerte.
— ¿Vas a dejar de evitarme ya y decirme cómo mierdas has llegado aquí? — preguntó una voz que conocía demasiado bien, Ackerman se situaba ahora delante de mí, a metros de la salida del establo.
— Cabalgando — respondí secamente mientras le colocaba las riendas a mi caballo.
— Pixis me ha dicho que nada más llegar a la ciudad le informaste de todo lo que había pasado. ¿Estabas cerca cuando ocurrió verdad? — preguntó aún sin moverse de donde se encontraba.
— Ve al grano — espeté.
— ¿La has encontrado? — enarqué una ceja ante su pregunta. Ackerman sabía lo de Kenna, era obvio, en cierto sentido siempre estaba vigilándome, me era imposible hacer algo fuera de las normas sin que el se enterara. Era desesperante.
— Sabes perfectamente que sí, ¿prefieres actuar como si no lo supieras? Es lo único que has estado haciendo durante estos últimos meses. Eso y mandarme a limpiar los baños.
— No deberías tentar a la suerte, que yo no haya dicho nada no quiere decir que los demás no se acaben dando cuenta.
— Tampoco es como que ahora vayas sobrado de tiempo ¿verdad?, deberías estar trasladándote a Mitras con ese crío que se convierte en titán, ¿me equivoco? — pronuncie casi con burla al tiempo que llevaba a mi caballo por las riendas hacia el exterior de la cuadra.
No se en que momento pensé que Ackerman me dejaría irme así como así, porque obviamente no fue así, su mano agarró con fuerza deliberada mi brazo y me detuvo en medio de mi marcha. Pese a mi ligero forcejeo no conseguí nada, solo que su agarre se endureciera con más fuerza, al punto que hasta me estaba empezando ha hacer daño.
— Elodie — dijo seriamente — No deberías salir cabalgando a estas horas, podrías tener un accidente — tenía razón salir a cabalgar a primera hora de la madrugada no era lo más seguro del mundo, pero tras semejante día me apetecía tumbarme en mi cama lo antes posible.
