❝Hace tiempo alguien me explicó la historia de un paraíso que se hallaba más allá del mar. Me preguntaba qué tan desdichado había de ser alguien para nacer en el infiero, qué tan egoístas habían de ser otros para abandonar a los demás a su suerte en...
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Deje una nota y me largue. Había huido de Mitras el mismo día de la coronación de Historia, pues debía encontrar a alguien, debía encontrar a Zeke, y este no aparecería en mitad del bullicio de cualquier ciudad para tener una conversación como dios manda, él no era tan iluso, ni tomaba semejantes riesgos así como así. Y entonces encontré el lugar perfecto, me dirigí a la granja en la que una vez vivió Kenna, donde además hice arder ese viejo estúpido libro de cuentos, a modo de despedida.
Dos semanas más tarde, el día en que volví a verle llego, estaba atardeciendo, y parecía un día maravilloso, pero como es normal en mi vida, nada puede ser genial por mucho tiempo, al fin y al cabo, lo estaba esperando desde hace tiempo, había buscado un lugar calmado y alejado del bullicio de las grandes urbes, sabía que así tarde o temprano aparecería. El muy imbécil me estaba investigando.
En mitad de los campos de cultivos vi la misma silueta que semanas antes me había cruzado en Karanes. Ahora era más alto, más adulto y, para que engañarnos, bastante más musculoso que aquel adolescente escuálido que se pasaba la vida hablando con el raro ese de Tom Ksaver.
— Si vas a robar algo, roba las coliflores de fondo, que de esa parte se encarga otro — dije acercándome lentamente a su posición. El cambio en sus facciones era notable, ahora parecía más viejo, algo más de lo normal para su edad, supuse que era normal para alguien que había heredado el poder de un titán cambiante, aunque aquello que me provocaba más incomodidad era lo mucho que se parecía a su padre.
— Siete años sin vernos y esto es lo primero que me dices — dijo Zeke ladeando una sonrisa.
— Obviamente no te iba a decir que te he echado de menos — él soltó una risa nasal — ¿Qué haces aquí? — pregunté frunciendo el ceño.
— Eso te lo debería preguntar yo a ti ¿no crees? — dijo posicionando un cigarro entre sus labios para luego encenderlo, me quede estática, esperando a que él respondiera antes a mi pregunta — El fundador — soltó después de tomar una calada — Ya deberías saber para qué pretende usarlo Marley. Me refiero a la versión extraoficial, claro. — añadió.
— Supongo que me puedo hacer una idea.
— ¿Se lo has contado a alguien? — preguntó tras tomar otra calada, aun sin siquiera mirarme a los ojos y desviar su mirada hacia el horizonte, bueno, hacia los muros más bien dichos — ¿Siquiera has pensado en decírselo a alguien?
— No — dije respondiendo a su primera pregunta — y no por el momento — respondí a la segunda, él rio secamente — ¿Y cuál es tu plan? Se lo cuentes hoy o mañana a estas alturas te van a linchar no importa como lo excuses la verdad que conocemos es demasiado grave, además no debiste meterte en el ejército podrían entenderlo como que les estabas espiando.
