❝Hace tiempo alguien me explicó la historia de un paraíso que se hallaba más allá del mar. Me preguntaba qué tan desdichado había de ser alguien para nacer en el infiero, qué tan egoístas habían de ser otros para abandonar a los demás a su suerte en...
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No supe en qué momento perdí la conciencia.
Lo último que lograba recordar con claridad eran las llamas surgiendo de esa gran grieta en el suelo, y aún en la distancia, se lograba escuchar el colapso y el derrumbe de la estructura, cuya historia probablemente se remontaba a hace miles de años.
Sabía que Hanji me hablaba, la veía, la sentía, pero su imagen se difuminaba y su voz parecía alejarse, mi pecho dolía, mi cuerpo ya no respondía.
"¿Es grabe?" esas palabras a mi espalda se repetían en mi cabeza, y lo siguiente que lograba m recordar era el trotar de un caballo, la lluvia cayendo con fuerza, un abrigo largo cayendo sobre mis hombros, era de alguien más, de alguien con una complexión un tanto mayor a la mía. El brazo de alguien rodeando mi cintura con fuerza, sentía el aliento caliente de alguien más golpear mis sienes, hasta juraría que en algún momento presionó con fuerza sus labios contra mi frente. Logre sentir su voz un par de veces, aunque no lograba entender nada, era Levi, me gustaría haberle visto una última vez, pero mis parpados pesaban. Pero estaba bien, si este era mi final, lo aceptaba.
Pero algo cambio, no sabía con exactitud el tiempo que había transcurrido, pero el ambiente era completamente distinto. Miles de preguntas pasaron por mi cabeza en ese momento: ¿Dónde estaba? ¿Qué había ocurrido? Escuche ruidos lejanos, de gente andando por las calles, da carruajes, era el bullicio de la ciudad, pero también se escuchan pasos y personas hablar por encima, están cerca, puede que no en la misma estancia, pero si en el mismo edificio.
Trato de removerme en mi lugar, pero el dolor se apodera de mi cuerpo, pero algo está claro, me encuentro en una cama y algo extraño envuelve mi brazo izquierdo. Intento abrir los ojos, pero la luz hace que estos se cierren de nuevo inmediatamente. Me quedo unos segundos mentalizándome para levantarme, tomo un par de inspiraciones profundas y lo intento, pero el dolor una vez más se apodera de mi cuerpo y caigo al suelo.
De pronto siento gente moverse y farfullar cosas a mi alrededor, sigo sin poder abrir bien los ojos, todo son manchas, procuro lanzar golpes con mi brazo derecho o patadas, o en su defecto, arañar, a aquellos que me ponen una mano encima.
Intente propinar un golpe a una sombra que rápidamente se abalanzó sobre mí, pero su mano sostuvo mi muñeca en el aire — ¡Elodie! — esa voz, intenté enfocar mi vista reabriendo mis ojos lentamente, era Levi — Estas en un lugar seguro, cálmate — añadió, soltando su agarre.
Poco a poco fui fijando la vista a mi alrededor era una habitación bastante normal, grande, con un malditamente grande ventanal que me deslumbraba en sobremanera. No se trataba de una enfermería con habitaciones comunes, pese a que aquellas a las que había intentado golpear eran enfermeras.
