❝Hace tiempo alguien me explicó la historia de un paraíso que se hallaba más allá del mar. Me preguntaba qué tan desdichado había de ser alguien para nacer en el infiero, qué tan egoístas habían de ser otros para abandonar a los demás a su suerte en...
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Era temprano, demasiado temprano, pero ayudar a Historia en la granja lo requería. Una vez esos niños se levantaban ya no había momento de paz en todo el día hasta que se hacía de noche. En resumen, si quería desayunar y que ningún crío pusiera sus dedos en mi plato tenía que levantarme justo al amanecer.
No era la única que lo hacía, Connie y Sasha también se lo habían medio impuesto en su rutina, y digo medio porque Connie parecía haberse vuelto a dormir sobre la mesa de la cocina, cosa que Sasha estaba haciendo también hace un par de minutos hasta que yo empecé a freír mis salchichas para el desayuno.
— ¿Te vas a comer eso tú sola? — me preguntó Sasha señalando al plato que acababa de poner sobre la mesa.
— Probablemente no — me sinceré sentándome en la silla.
— Entonces puedo... — vi como sus dedos se acercaban lentamente a mi plato, como se encorvaba sobre la mesa para tener un mejor acceso, y como se le empezaba a hacer la boca agua.
— No, no, no, no, no, no — dije alejando el plato todo lo que podía con mis manos aún sin levantarme de la silla.
— Shasha tú ya has desayunado — farfullo Connie quien estaba siendo despertado por el ruido de semejante espectáculo.
— Sasha he dicho que no — digo forcejeando con ella, mientras tanto Connie parece estar volviendo a despertarse del todo, y unos ruidos por la espalda llaman mi atención pese a que no puedo girarme porque Sasha esta prácticamente encima de mí. He de defender mis salchichas.
— Venga solo un poquito — ruega.
— ¡Eh Jean! — llamó Connie, atrayendo la atención de todos hacia la puerta principal donde estaba el nombrado con una hacha, "¿iba a cortar leña? Pero si había de sobra" pensé — ¿A dónde crees que vas? — inquiere, a lo que este se detiene en seco justo delante de la puerta, hay varios segundos de silencio, uno incómodo — A caso... ¿Planeas librarte de tus tareas?
— No que va... — titubeo — iba a dar una vuelta para despejarme y cortar un poco de leña y eso.
— O sea, que nos dejas el marrón de los niños y la granja a nosotros — espeté, aun con Sasha encima.
— Esa es la manera fea de decirlo — responde, Sasha en ese instante se dirige al lugar donde guardamos las armas — Espérame, yo voy a irme a cazar — dice, en ese momento un rápido pensamiento pasa por mi cabeza "ni de coña me quedo yo aquí con los críos" — Me apunto, voy a por la escopeta — digo dejando el plato encima de la mesa. No sin antes llevarme una salchicha a la boca.
— Os acompaño — se añade Connie, levantándose de la silla y dirigiéndose a la puerta — Seguro que si cazáis alguna presa grande necesitareis ayuda — añade.
