❝Hace tiempo alguien me explicó la historia de un paraíso que se hallaba más allá del mar. Me preguntaba qué tan desdichado había de ser alguien para nacer en el infiero, qué tan egoístas habían de ser otros para abandonar a los demás a su suerte en...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
— ¿¡Cómo qué Historia es la reina de los muros?! — gritó Ymir sonando incluso por encima del estridente motor del barco que nos llevaba al borde del continente.
El motor estaba tan cerca porque básicamente estábamos en la zona donde llevaban a los prisioneros, aunque solo llevaban a Ymir, yo estaba en esa zona por decisión propia, fuera en el pasillo, cualquier compañía era mejor que la de Reiner y Zeke.
— Joder, ya te lo he repetido ocho veces, Historia es la reina de los muros. ¿No es tan complejo, sabes? Si tú sabías antes que nadie que tenía sangre real — farfullé tumbada con la mirada clavada en el techo vagamente y desde el -no muy higiénico- suelo del pasillo.
— ¿¿Pero y el resto de los Reiss?! — inquirió aún estupefacta.
— Ah es verdad, no te he contado la parte en la que ella mató a su padre, que se había convertido en titán al chupetear los restos de una vacuna de esas que convierte a la gente en titanes — vi su cara tornarse en una mueca de incomprensión absoluta — verás, es que en estos meses han pasado muchas cosas si no te hubieras ido no estarías tan desubicada — farfullé.
Ella soltó un suspiro exasperante al tiempo que dejaba caer su espalda contra la pared dejándose caer hasta el suelo lentamente, pues hasta entonces solo había estado dando vueltas por ese pequeño cubículo que tenía por celda continuamente.
— No me puedo creer que me estés contando esto así como así... — masculló casi de manera inaudible.
— No te preocupes, estará bien, rodeada de niños huérfanos, muy pesados y ruidosos, y con un amigo mío que es de fiar aunque un poco tonto, pero bien, estará bien — solté un suspiro— Además dijo que esa era su decisión — añadí mirando el sucio y asqueroso techo en el que ya se habían firmado varías telarañas.
— Si tú lo dices — le escuche decir mientras de nuevo se revolvía en su celda.
Sentí mi boca y gargantas seca por el ambiente del lugar, esa zona estaba demasiada cerca del motor y era sofocante, entonces recordé que al amanecer, antes de salir del cuartel, tomé una vieja petaca que tenía. La sostuve con mi mano justo encima de mi boca, pero no cayó nada. Mierda. ¿De verdad era tan estúpida que había olvidado meter algo en ella?
Pero entonces algo captó mi atención, se produjo un extraño ruido cuando la agite para ver si caía una misera gota de lo que fuera. Fuera lo que fuese, no era algo líquido que fuera caer así como así. Golpee la petaca con uno de los barrotes y se abrió, había un papel, un pequeño papel enrollado, cuya caligrafía, majestuosa, era perfectamente reconocible. Era... ¿Una carta? ¿Él la había puesto allí?, sin dudarlo ni un segundo empecé a leer.
"Para Elodie De Roche, aquella mocosa que logro reinar en el subsuelo, y no aquella que no se dónde viene.
Desde el primer momento en que vi esos ojos, tan oscuros y enigmáticos, y esa mirada fascinante, supe que ocultaban una historia inverosímil. Y caí por ella, aquello que tanto pesaba en tu mirada, o incluso aquello de lo que huías. Esperaba que de alguna manera no fuéramos tan distintos, pero me di cuenta de que yo luchaba por la verdad mientras tú huías de ella, huías de la guerra, una en la que estábamos en bandos distintos.
Te elijo a ti, Elodie, elijo que vivas en el mundo que debiste vivir, te dejo que huyas una última vez antes de enfrentarte a la realidad a la que perteneces, aceptó ser un mero recuerdo en tu memoria. Prometo olvidar lo que sentía cuando te veía, prometo olvidar esa risa molesta que invadía los pasillos del cuartel, tu fascinación por el alcohol barato, y los desórdenes que causabas, el ruido que llevabas allí donde solía haber calma, prometo olvidar lo mucho que te he amado.
Pero ten por seguro que aunque te olvide viviría mil veces una vida de angustias y dolor, por tener el infame placer de volver a cruzarme contigo aunque sea un instante.
L.A."
— Vaya eso sí que no me lo había contado ¿vas a adjuntar eso en el informe? — dijo Ymir, quien ahora también yacía en el suelo de su celda, en posición continua a la mía, leyendo ese mismo papel que tenía entre mis manos.
— Oye, esto es privado — mascullé sin más, llevando ese papel a uno de mis bolsillos, aunque la verdad poco me importaba que Ymir hubiera leído eso. Pese a eso me levanté del suelo y me dirigí a la puerta de esa asquerosa zona de calabozos.
— ¿Tienes un plan verdad? — ella soltó un bufido — Claro que tienes un plan, siempre lo tienes pese a que te esfuerzas en dar la impresión de que vas improvisando — dijo mientras se incorporaba ligeramente en el suelo de esa celda, al tiempo que yo sonreía para mis adentros, seguro que eso lo sabía a través de las memorias de Marcel — ¿Qué vas a hacer, Elodie?
— Voy a desviar los objetivos militares de Marley — respondí cuñado llegué a la puerta — les daré el tiempo necesario para que logren cargarse a todos los titanes, buscaré aliados para la isla, e intentaré ayudar a ese páramo atascado en el medievo a desarrollarse — me sinceré, sabía que Ymir no me delataría.
— Eso... Es muy ambicioso ¿no crees?¿cómo vas a hacer eso? — preguntó ladeando una sonrisa.
— Digamos que tengo conexiones en el infierno — dije antes de darle una última mirada — Búscame en los caminos, y si no me encuentras busca a Marcel — y esa fue la última vez que hablé con Ymir cuando aún seguía entre nosotros.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
"Every man should ask himself each day whether he is not too readily accepting negative solutions."
