❝Hace tiempo alguien me explicó la historia de un paraíso que se hallaba más allá del mar. Me preguntaba qué tan desdichado había de ser alguien para nacer en el infiero, qué tan egoístas habían de ser otros para abandonar a los demás a su suerte en...
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— ¿Vas a ocultar esa herida? — preguntó Zeke, quien se encontraba al volante del coche .
— ¿Qué tiene de malo? Es como si la tela hiciera de venda — comente haciendo referencia a mi vestimenta, pues llevaban un jersey de cuello alto, que ocultaba la herida que me había hecho en Shiganshina. No es como si fuera ir exponiendo por allí una cicatriz tan reciente y encima en el cuello.
— Denise me dijo literalmente "tráemela de una pieza para que la pueda desmembrar yo misma", así que por lo que me respeta me estás haciendo un favor — comento antes de tomar una calada de su cigarrillo.
— Así que sigue siendo igual de agradable que siempre — farfulle mientras viraba mi mirada hacia la ventana de ese coche.
— Que va, ahora es peor — me aclaro — Debe ser difícil estar en tu situación, todos aquellos a los que conociste quieren verte arder, o al menos eso es lo que dicen — añadió tras unos segundos de silencio.
Estábamos en una montaña, puede que una colina, alejada de la gran ciudad, de Liberio, desde la ventana del coche se podía ver el horizonte, ya que las carreteras bordeaban la montaña. La verdad es que era una imagen que contrastaba drásticamente con la de paradis, una ciudad moderna con luces por todas partes, muros más bajos por la zona de internamiento, y un puerto enorme con barcos que iban y venían más allá del mar.
Un trueno llamó mi atención por unos segundos, "que gran recibida, podría haber hecho un poco de sol al menos" pensé.
— ¿Ella cuanto sabe? — Zeke me miro incrédulo como si no hubiera acabado de comprender mi preguntan —Denise — aclaré — ¿Qué había en los informes que le diste?
— Eso es información confidencial — respondió sin más.
— ¿Es así cómo tratas a tu aliada? — cuestione enarcando una ceja. Hubo unos segundos de silencio.
— No me habías dicho que habías aceptado — dijo él, pude entrever una sonrisa en su rostro
— Lo haré si la loca esa no me mata al verme — le aclare — o si no me condena a la hoguera — añadí sarcástica.
— Hace varias décadas que dejaron de condenar a gente a la hoguera. Y no te preocupes por Denise, no te va a matar, eres su hermana. ¿Y que si Denise dice que te odia? Ya lo hacía antes, y nunca te mató, es más cuando Porco se metía contigo era ella quien luego iba y le daba una paliza — se llevó por unos segundos el cigarrillo a la boca — lo agarraba del cuello y lo levantaba, era gracioso — soltó una risa seca — ¿cuántos años les sacaba? Como cinco ¿no?, casi parecía que fuera una profesora escarmentándolo, y entonces era cuando iba y les gritaba "con mi hermana solo me meto yo media mierda" — dijo, para luego soltar una leve carcajada.
