❝Hace tiempo alguien me explicó la historia de un paraíso que se hallaba más allá del mar. Me preguntaba qué tan desdichado había de ser alguien para nacer en el infiero, qué tan egoístas habían de ser otros para abandonar a los demás a su suerte en...
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Recapitulando, el flanco derecho de la formación había caído, pero aun así Erwin no anunció la retirada, al contrario, viramos hacia el este, para acabar en el bosque de los árboles gigantes. La sección central se había adentrado en el bosque junto a los carros, mientras las demás secciones debían rodearlo, y situarnos en la cúspide de los árboles, desde donde debíamos vigilar que ningún titán se adentrara en el bosque, en definitiva hacer de cebo, mi trabajo favorito.
Al parecer había algo, o alguien, a quien querían acorralar dentro del bosque. Supongo que ese algo iba tras alguien del flanco central, y ese era nada más y nada menos que el titán cambiante, pero ¿quién le seguía?¿Berthold, Reiner y cuantos más?
Por lo que hacia mi situación actual, tuve la suerte de acabar junto a varias tropas, del falco izquierdo, entre ellos Andreas y varios de sus amigos que venían del cuartel de la legión del norte.
— Así que tú eres Elodie — preguntó uno de sus amigos, un chico alto de cabello oscuro y ojos verdes, que según me había explicado Andreas, era de su misma promoción de cadetes y se llamaba Evan.
—¿Les has hablado de mí a tus amigos? — dije mirando hacia el árbol en que este se encontraba. A saber lo que ha dicho este...
— Que va — farfulló su amigo escuchamos que montaste una fiesta con la guarnición en el cuartel general mientras los demás miembros de la legión estaban de expedición, y de la fiesta de año nuevo que organizaste en un castillo abandonado — añadió.
— Dice que hasta se presentó Dot Pixis — añadió, en este caso, una chica, Jacqueline, de cabello rubio y un poco más alta que yo, también de la promoción de Andreas.
— También sabemos que eres buena matando a titanes, si te sirve de consuelo — dijo esta vez Andreas.
— Por cierto ¿a cuántos titanes has matado exactamente? — preguntó Jacqueline.
— Después de que bloquearan la abertura de Trost, 25 sola y 10 en equipo... Aunque cuando limpiamos la zona sume unos pocos más. Hoy ni uno — dije apoyando mi espalda en el tronco del árbol.
— Vaya... Si no hubiera hecho que los habitantes de la ciudad subterránea les tiraran aguas fecales a la policía militar seguro que te hubieran ascendido — comentó Evan.
— ¡¿Y eso quién se lo ha contado?! — pregunté mirando directamente a Andreas.
— Bromeas, los miembros de la guarnición y la legión llevan haciendo comentarios pesados sobre eso desde hace años ya. Andreas la única vez que hablo del subsuelo, fue para decirnos qué solía vivir con dos dementes.
— ¡¿Cómo que demente?! — me dirigí otra vez a Andreas.
— De Roche — el capitán me llamo — dirígete con el flanco derecho, allí ha habido demasiadas bajas, seguramente necesitaran tu ayuda — ordenó.
