❝Hace tiempo alguien me explicó la historia de un paraíso que se hallaba más allá del mar. Me preguntaba qué tan desdichado había de ser alguien para nacer en el infiero, qué tan egoístas habían de ser otros para abandonar a los demás a su suerte en...
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Levi's POV
Era imposible dormir. Elodie había despertado a Andreas poco después de que este se fuera a la cama. Al parecer tenía una pequeña urgencia, la cual, consistía en estar hablando hasta altas horas de la madrugada. Me levanté hastiado, y caminé lentamente a través del pasillo mientras la voz de ambos se hacía más clara y entendible.
— ¿Cómo te hiciste esto? — preguntó Andreas.
— Es una quemadura, no sé, fue hace menos de una semana, explotó una mina cerca de mí — respondió Elodie.
— ¿Una mina? — preguntó el rubio de nuevo.
— Bomba — clarificó.
— Ah. Parece doloroso — añadió.
— Lo és — admitió.
— Creo que se te está infectando, ¿desde cuándo no te haces las curas necesarias? — comentó.
— Dos días, puede que más — farfulló, sin estar muy segura de lo que decía.
— ¿Se puede saber qué estáis haciendo? — pregunté apoyándome en el marco de la puerta — no son horas para ir haciendo tanto alboroto.
— Ackerman, no son ni las diez — comentó Elodie — ni los niños se han ido a dormir todavía — añadió.
— ¡Andreas! — la voz de Historia retumbo por toda la casa, quien se suponía estaba cuidando de los niños — ¿Dónde estás?, ¡Ven a lavar los platos! — grito de nuevo.
— Tengo que bajar, luego vuelvo — dijo yéndose lo más rápido que podía — Encárgate tú ¿quieres? — dijo este después de dejar unas gasas sobre mis manos.
— No te has desinfectado la herida apropiadamente, ni una sola vez — comenté al inspeccionarla de cerca.
— Solo han sido dos días sin desinfectarla ¿vale? — respondió.
— Tonterías, como mucho te la limpiaste con agua el día que te la hiciste y ya está — espete.
— Tampoco es como si estuvieras acostumbrado a ver heridas causadas por explosivos — dijo Elodie.
— Es una simple quemadura, he visto muchas — respondí mientras me acercaba a ella y me disponía a tratar la infección.
Mientras desinfectaba la herida en el muslo, vislumbre entre los pliegues de su camisa una mancha de sangre. Una de mis manos se posicionó en los bordes de esta, a la vez que una de las manos de Elodie rápidamente detuvo mi movimiento sujetándome por la muñeca con fuerza.
— Déjame verlo — pedí severamente, casi parecía una orden.
— Es una simple raspada — dijo, poco antes de que me deshiciera de su agarre y tomara el borde de su camisa.
