Capítulo 23 | El cumpleaños de Ada

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Dulce

— ¿Todo esta listo? —pregunté por milésima vez.

Los días habían pasado demasiado rápido, desde nuestra salida del cine se podría decir que la relación con Damon había mejorado. Bromeábamos de vez en cuando y, en realidad, no había cambiado mucho.

"Quiero ser tu amigo"

A decir verdad, deseaba haber oído otra cosa.

Sabía que mi mente se proyectaba cosas que podían ser simples sueños, no quería parecer una loca desesperada, en realidad, aunque quería gustarle a Damon, empezaba a aceptar nuestra relación de amistad.

Después de todo, ahora teníamos más tiempo para conocernos. Se trataba de ir lento pero seguro.

Bueno, dejando eso de lado. Había una buena noticia.

Tenía mi bonito cabello castaño de regreso y no gracias a Damon, sino a Ada.

Aunque a decir verdad, no era muy diferente a su hermano. Terminé haciendo un trato con Ada Vans, ella me ayudaría con mi cabello y yo la ayudaría a organizar su fiesta de cumpleaños.

Mierda, esta familia era tan similar, tan linda, tan...tormentosa.

"— ¿Que me miras?— lo acuse con una sonrisa.

El abrió los ojos un poco sorprendido pero no hizo más que sonreír y acercar su dedo hacia mi nariz, dándole un pequeño.

—Tenías un moco. —sonrió de forma inocente.

Lo miré aterrada, más que aterrada, avergonzada.

Me levante del sillón donde al parecer me había quedado dormida, acto seguido, me tape la cara. A los segundos, sentí como los largos dedos de Damon trataron de bajar mis manos.

—Era broma, no tienes nada. —Confesó haciendo caer mis manos de golpe —Más que unos cachetitos hermosos.

Me sonroje ante sus palabras pero no me dejé engañar así que por su broma de mal gusto agarre un cojín y se lo aventé a la cabeza.

—Auch —se quejó —Se me olvido venir con un casco a tu casa.

Lo fulmine con la mirada, tratando de no reír.

—Eres un tonto.

—Lo sé pero también sé que quieres a este tonto —sonrió triunfador.

—Mh...—Fingí poner un puchero triste — Lastima que hay muchos tontos por el mundo.

Vi como aquellas palabras tuvieron efecto en él. Después de unos segundos, se acercó peligrosamente mi rostro.

— ¡Oh Dulzura! De verdad que no quieres verme celoso.

—Pero si no trataba de hacer eso. —reí inocente.

—Si claro...

Sin previo aviso, sentí como mi cuerpo se comenzó a escandalizar por las cosquillas de Damon, este chico me iba a matar un día de estos. "

Sonreí inconscientemente al recordar ese momento.

— ¿Y esa sonrisa? —esa voz.

Damon se me acercó con su típica sonrisa ¿acaso no le duele la cara?

—Que te importa —dije dándole la espalda.

Hoy estaba más atractivo que de costumbre. Llevaba una sonrisa resplandeciente, aunque iba sudado por salir a correr, se le notaba lleno de energía. Los músculos de su brazo se marcaron aún más cuando se apoyó en la isla de mármol, haciéndolo notar fuerte y confiado frente a mí.

Prohibido Enamorarse de Dulce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora