Capítulo 27 | Fuego con Fuego

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Dulce

—Te acompaño.

Negué con la cabeza ante la propuesta de Erick. Pase por su lado llegando a la mesita donde reposaban las llaves del auto de papa, entonces, sin esperar algún permiso, las tomé con rapidez.

Si, ya saben, robar autos era lo mío.

—No puedes ir conmigo. —respondí pasando por su lado.

— ¿Por qué?

—Por qué no es algo importante, al menos no para ti, él es mi amigo.

—Y tú eres mi amiga, dulce.

—Solo por esta vez. —Me detuve para mirarlo, esperando que me comprendiera —No me ayudes, iré sola.

Erick, algo dudoso terminó por acceder.

—Si necesitas algo, no dudes en llamarme ¿sí?

Asentí con la cabeza mientras tomaba el abrigo de los colgantes al lado de la puerta. Salí junto a mi nuevo amigo y cuando estuve frente al auto de mi padre, me despedí de Erick con un abrazo.

Luego, en mi mente solo estaba la imagen de Damon, cosa que no me hizo esperar, simplemente pisé el acelerador y conduje hasta la casa de Cleo, lo cual no me tomaría ni veinte minutos.

Conocía su casa, después de todo, era la ex de mi mejor amigo.

Baje del auto y me introduje en la fiesta, había mucha gente, todos se pegaban a sus acompañantes de una manera escandalosa, bueno, pasaban de las once así que era lo mínimo que podía esperar, después de todo lo que hacían en las fiestas era tomar y...tomar.

De lo que me percate al instante fue que la fiesta estaba llena de chicos universitarios, se les veía mucho mayores, la mayoría eran altos y atléticos y ni hablar de las chicas, todas unas diosas griegas.

¡Vaya! ¿Dónde demonios me había metido?

— ¿Y esta hermosura? —Escuche a alguien hablarme al oído — ¿Estas perdida?

Avance tratando de ignorar al sujeto que parecía seguirme. Dios, las luces apagadas ni siquiera ayudaban.

La multitud estaba consumiéndome, tenía que encontrar la salida así que comencé a empujar desesperada, sabía que el sujeto de antes me estaba persiguiendo, escuchaba sus pasos muy cerca lo que me llenaba de paranoia.

Entonces cuando creí no tener salida choque con un pecho duro, levanté la vista y me encontré con una cara conocida.

— ¿Mocosa?

— ¿Sam?

El mencionado me miró algo sorprendido aunque trató de disimularlo muy bien ya que las expresiones de su rostro se mantuvieron serenas en todo momento.

— ¿Viniste por Damon?

—Sí, Brooklyn me llamó.

—Bien, entonces, vamos...

De un momento a otro, sus palabras fueron cortadas por las de otra persona, causando molestia en Samuel.

— ¡Te encontré!—gritó el sujeto de antes, agarrándome por la muñeca, intentando llevarme.

Un segundo.

Todo pasó en un segundo.

El sujeto había terminado en el suelo debido al empujón por parte de Samuel, quien segundos después le propinaría un puñetazo en el rostro, noqueándolo por completo.

—Bastardo entrometido.

Fue todo lo que dijo antes de jalarme a su lado para que me sirviera de guía. No dije nada en el trayecto al segundo piso, solo podía pensar en la gran fuerza que tenía Sam como para derribar a un hombre de un empujón.

Prohibido Enamorarse de Dulce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora