Capítulo 58|El fin de una historia

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Dulce

Dos días después se hizo una pequeña misa.

Gema había organizado algo más íntimo, había invitado a todos los conocidos que tenía Damon y vaya que eran demasiados, después de todo, Damon demostraba una vez más ser un "Sol".

Sonreí con tristeza al recordar sus palabras tontas pero a la vez, las mismas palabras que me robaban más de una sonrisa.

Por su lado gema solo lloraba desolada mientras veía a Damon o mejor dicho lo que había quedado del porqué de Damon solo quedaban cenizas en un jarrón blanco, eso era todo lo que alguna vez fue el amor de mi vida.

—Gema, por favor... —Harry trató de apartarla del altar donde iba el jarrón.

Ella negó con la cabeza mientras lloraba una y otra vez, yo por mi lado creía que no podía llorar más y no porque no quisiera, quería morirme, el detalle era que mis ojos ardían y sentía que me desmayaría en cualquier momento.

—No —gritó ella —No me separaras de mi hijo —lloró.

—Gema, vamos, levántate, se fuerte...

—No puedo, mi hijo, mi pequeño se fue...—lloró con los ojos cerrados, haciendo presión en mi pecho, era tan duro ver a una madre llorar por su hijo y aun más duro era caer en la realidad que ese hijo era el amor de tu vida, que él era el que estaba muerto.

De repente el recuerdo de un día antes llegó a mi mente, cuando me contaron que lo habían incinerado y todas las palabras que me había dedicado gema como si fueran unas cuchillas llenas de verdad.

— ¿Qué hicieron qué? —solté apenas en un susurro mientras caía al sillón débil.

La visita de Gema Vans me había tomado por sorpresa pero era de esperarse lo que se venía. Me sentía tan débil, llorar toda la noche había tomado todas mis fuerzas, incluso mis fuerzas de vivir habían desaparecido pero seguía aquí, no sabía porque pero seguía viva.

Gema me miró con frialdad y repitió lo que había escuchado pero me había negado a creer.

—Mi hijo ha sido incinerado y mañana velaremos lo que quedó de él.

—No pueden...—lloré — ¿Por qué no me dejaron verlo?

— ¿Qué querías ver? ¿Qué pensabas ver? Después de esa explosión, dime dulce ¿Qué demonios querías ver? —Gritó con rabia, sus palabras hicieron que mi corazón se sintiera más culpable —Mi hijo está muerto y no es más que tu culpa, él debió quedarse en casa pero no, quiso cumplirte tu tonto sueño de salir de esta ciudad, mientras tu querías irte para sentirte libre, él perdía su libertad, perdió su vida y lo hizo, lo hizo todo por ti...

— ¿Qué dice...—la miré con lágrimas en los ojos.

Él no podía...

—Damon estaba pasando por un juicio durante todos estos meses —comenzó a contar Harry —Por su seguridad debía permanecer en esta ciudad porque el hombre que enjuiciaba era muy peligroso, sabíamos que estando dentro de esta ciudad, él no se metería porque estaba bajo vigilancia pero fuera...

—Mi hijo, antes de irse vino hacia mí —sonrió pero su sonrisa se torció —No me dijo que se iba pero si se despidió, pensé que se mudaría o algo similar, él se despidió, me abrazó y besó mi frente —gema levantó la mirada y me vio con dolor —Dime, dulce ¿Cómo yo no me di cuenta que era su despedida para siempre? ¿Por qué lo deje ir? ¿Por qué mi hijo murió y tú no?

—Él me salvó...—respondí con un nudo en la garganta.

—Siempre has buscado que te salven, siempre has sido salvada por otros —me recriminó — ¿Por qué no te salvas tu misma? ¿Por qué les quitas la vida a las personas que demuestran cariño por ti?

Prohibido Enamorarse de Dulce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora