Capitulo 25 | El chico Inmune

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Dulce

— ¡Y yo le pregunte!

— ¿Le preguntaste?

—Sí, le pregunté sobre ella y me dijo que no pasaba nada.

—Dios mío, sí que es un lio enorme.

—Sí, yo también estoy así digo ¿Quién demonios besa a un integrante de su familia?

—Bueno, todos en algún momento... —miré mal a mi nuevo amigo ganándome una corrección de su parte —En su defensa y en la de todos, cuando somos niños no pensamos mucho, regalamos besos por doquier.

—Ya pero él no era niño, era un chico, pensaba y todo...—insistí por milésima vez, en el mismo momento que metía otra cucharada de helado a mi boca de forma dramática.

—Uh, era un adolescente hormonal.

—Quizá pero eso no quita el hecho, es algo tonto pero no lo sé, ella ni siquiera es una buena chica, es pesada ¿Cómo pudo fijarse en ella? Es insoportable a comparación de mí, yo soy un angelito...

El sujeto frente a mí, se veía calmado y curioso por mi situación, después de todo solo le quedaba escucharme, le había estado hablando aproximadamente una hora sobre mis penas mientras el repartía y serbia helados.

Dios, a veces agradecía la facilidad con la que podía fastidiar digo comunicarme con las personas, creo que era muy buena hablando, haría mil amigos si solo saliera un poco más y dejara de ser un poco loca pero...

¿Cómo cambiar? Ese era mi encanto.

—No te lo creo —dijo Eric con una sonrisa —Aunque...—se detuvo para tenderme el décimo vasito de helado —Yo creo que deberías de olvidarlo.

Lo mire incrédula ¿Estaba bromeando?

— ¿Qué? ¿Por qué? ¿No me estas oyendo? —Limpie mi vista con la mangas de mi abrigo, mis parpados pesaban, me sentía tan cansada. —Me mintió y para hacerlo peor se metió con su maldita prima digo, su familia de por sí ya es extraña pero ¿en serio? ¿Tenía que meterse con su prima?

Lo último lo dije pensando en Gema, aunque ella ahora era una mujer libre, eso no quitaba el hecho de que se volviera a casar con su cuñado, era extrañamente aceptable, supongo.

—Quizá tengas razón. —se sentó a mi lado con un vasito en la mano, este chico era más dulce que el mismísimo helado —Él te mintió y debería disculpase por hacerlo pero tampoco lo puedes hacer culpable de su pasado, simplemente eso pasó, por lo que me dices, pasó mucho antes de conocerte, técnicamente no te engañó y se lo vemos más a profundidad, tampoco te mintió, porque tú le preguntaste si se había liado con su prima y él dijo que no, en ese aspecto no mintió, jamás dijiste besado.

Bueno, tenía un punto.

—Tienes un punto.

—También tengo otro.

— ¿Cuál es?

—Dulce...—él me miró algo dudoso pero terminó por suspirar para comenzar a hablar —No debiste reaccionar así.

—Lo se...—bufé golpeando mi cabeza con la barra —Ni siquiera somos mejores amigos.

—Ni novios. —Agregó él para mirarme inseguro —Aunque está claro que él te gusta.

— ¿Se nota mucho? —voltee mi cabeza aun pegada a la mesa larga.

—Solo un poco.

Sonreí ante su respuesta y corregí mi postura.

Prohibido Enamorarse de Dulce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora