Capítulo 35| Un idiota desesperado.

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Dulce

Me tenía que ir.

Papá no había cambiado de opinión.

— Te llamaré muy seguido — avisó Darren queriendo colgarse del auto — Mas te vale responder.

— Tranquilo — sonríe triste — Respecto a Damon...— baje la voz.

¿Tenía que avisarle?

Al final opte por no hacerlo, supuse que tendría cosas mejores y más importantes que cargar con una chica inmadura y loca como yo, además se supone que nos estábamos tomando un maldito tiempo.

— Tranquila, yo me encargo de eso, sabes que te quiero ¿No? — soltó Darren, lo mire sorprendida y mi corazón se achicó — Cuídate, Sabes que jamás estarás sola, solo tienes que llamarme e iré corriendo.

— Eres muy perezoso como para correr. — Trate de alivianar el aire — Yo también te quiero, tonto, te encargo mi cuarto.

Darren se puso la mano al pecho, dramático

— Lo cuidare con mi vida.

— Señorita, nos vamos — avisó el conductor.

— Ah. — voltee para ver una vez más a Darren. — Por favor, investiga quien fue la persona que subió el video.

Él asintió con la cabeza, sigiloso.

Después de aquella muy corta despedida el auto se puso en marcha. Papá ni siquiera se dignó a despedirse supongo que aunque se niegue, de verdad le llegó a afectar mi conducta.

De repente vi como mis manos comenzaron a temblar, me puse los guantes que había estado cargando en mi bolso y quise creer que era culpa del frio. No podía recaer, no ahora.

Damon

¿Qué estaba haciendo?

— ¿No crees que deberías llamarla? — preguntó Zed desde el baño.

Lo había venido a visitar puesto que tenía asuntos de los que quería hablar con él, el Dorado empezaba a funcionar de maravilla lo que traiga consigo ciertas amenazas.

Me pensé su pregunta por un momento.

¿Qué si la extrañaba? Como no tienen idea, sin embargo, ella pidió un tiempo y yo siempre pago los platos rotos de los malditos malentendidos, creo que estábamos jodiendo la poca confianza que nos quedaba.

— Estará bien sin mí, al menos por unos días — finalicé.

— ¿Qué pasó con Ellie? — preguntó mientras salía del baño con una toalla en la cintura.

— No lo sé, en realidad no pasa nada con ella. — Me encogí en los sillones — No sé si confiar en su cambio, sabes que desde lo que pasó con su madre ella es completamente impredecible.

Zed me lanzó una almohada.

Mierda, ella solía hacer eso.

— No confíes en esa loca — advirtió — Sabes que no podemos confiar en ella, sabes muy bien que su "cariño" hacia dulce es por ti ¿verdad?

Rodee los ojos.

— Eso es lo que trato de averiguar, pero por el momento te puedo asegurar que está mejorando, sus cambios son notables además de su claro alejamiento del alcohol.

Eso tenía que admitir, desde que Ellie puso un pie en la casa de mis padres, jamás la vi probar ni un vaso de licor y eso era un gran logro ya que...Ella se había vuelto adicta, años atrás.

Prohibido Enamorarse de Dulce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora