Capítulo 31 | Cosas extrañas

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Dulce

Adivinen...

Quien había hecho caso a las palabras de Erick y había planeado meticulosamente la gran venganza contra la chica que me había intentado matar en más de una ocasión y si, lo sé, quizá estoy exagerando un poco.

Si, esa solía ser yo, bueno yo era la chica que estaba "peleando" contra Ellie, quien por alguna razón había dejado de atacarme, más bien había comenzado a actuar "Amable".

Por dios ¿Quién le creería ese cuento?

Pues al parecer todos y aunque se comportaba mucho mejor que antes sentía que algo no iba bien, justo cuando estaba lista para darle la contra y molestarla, a la chica se le ocurre ser un pan de dios y lo único que repetía en mi mente era:

"ALGO TRAMA"

Y respecto a Erick, habían pasado días desde que no lo veía, estábamos cinco de febrero y mañana sería un largo, pero largo día.

Sucede que el día que Papá habló con Damon me volví a escapar, pero esta vez fue por una buena causa, helado.

Cuando llegue a la heladería, encontré a Erick en el mostrador, su sonrisa no cambió mucho lo que me hizo sentir aún más culpable así que me disculpe por haberlo abandonado en la noche, él solo sonrió y dijo que no pasaba nada.

Y aquí viene la parte en la que Dulce Spencer gana su nuevo título "La chica que el destino odia". Sucede que Erick le había hablado de mi papá a su madre, ella feliz nos invitó a su casa a comer y adivinen cual fue la respuesta de mi padre, un rotundo...sí.

Y para "mejorar" la situación, el día del almuerzo, era el seis de febrero exactamente el mismo día de la entrevista de Damon, y para "mejorarlo" mucho más, nos habían invitado a sus amigos a participar de la entrevista, más acorralada no podía estar y todo sucedería mañana.

Mañana muy probablemente moriría.

— ¿No estas nervioso por la entrevista de mañana? —pregunte mientras jugaba con su cabello.

Damon se había recostado al otro extremo del sofá el cual compartíamos mientras veíamos una película llamada "Quiero robarme a la novia".

Era la primera vez que la veía y ya la amaba, volviendo a Damon, pues él estaba de visita, una visita planeada por papá quien había salido nuevamente. El caso con su cliente secreto lo hacía trabajar mucho, siempre andaba de un lado para otro y aunque no se alejaba tanto como antes aun podía sentir su ausencia pero creo que comenzaba a acostumbrarme.

En fin, Damon y yo habíamos aprovechado para ver la película.

—Nop. — Respondió tranquilo —En realidad me da flojera ir pero supongo que tengo que hacerlo.

—Oh no, vas a volver al papel de chico malo, negándose a todo, cuidado que te van a sacar del testamento. —bromee.

—Me importa muy poco. —soltó mirándome a los ojos —Jamás he necesitado del dinero que se supone tendré que heredar por la empresa Vans —rió —En realidad, gracias a mi padre, comencé con mi vida de negocios desde muy, la cadena de bares y clubs que mis amigos y yo levantamos me da lo suficiente para vivir cómodamente hasta que sea un viejito amargado.

—Entonces eres todo un hombre independiente —sonreí —Damon Vans —eleve mi voz —No necesita de nadie.

Él sonrió y negó con la cabeza.

—Sabes, me estoy comenzando a arrepentir de ir mañana a esa entrevista —contó —No quiero encontrarme con...

Se calló de repente, ganándose toda mi atención.

Prohibido Enamorarse de Dulce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora