Capitulo 1 | Mi vida era un caos.

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27 de diciembre

Dulce

—Entonces ¿Cómo describirías tu vida?

Las palabras de Julie resonaron en toda la cocina.

Lo pensé por un momento mientras miraba el vacío mismo al que solía mirar en estas situaciones, finalmente después de unos segundos encontré la palabra perfecta.

—Inestable.

Sonreí.

— ¿Inestable? ¿Por qué?

—Porque así me siento cada que cierro los ojos y pienso en lo angustiante y agobiante que es el futuro...—susurré mientras mordía inconscientemente el borde de mi vaso que aún conservaba un poco de agua en el fondo —Me siento toda una inestable.

—Dulce, dulce, dulce...—Julie negó divertida mientras sacaba un pote de helado.

Puse mis ojos chinitos mientras la miraba acercarse con el envase de helado.

Ella sabía que el helado, en especial el de vainilla, era mi perdición y que lo sacara ahora, justo después de darme un vaso de agua, era simplemente sospechoso, algo quería.

—Julie...—sonreí fingiendo ignorancia — ¿Pasa algo?

—No, yo solo...—me miró captando mi indirecta — ¿Qué está pensando tu cabecita, eh?

—No, nada...—sonreí encogiéndome de hombros. —Solo que me resulta un poco extraño que sacaras el helado.

—Lo saco porque se lo mucho que te encanta...—murmuró sin mirarme mientras serbia en dos vasos las bolitas del helado.

— ¿Qué sucede? ¿Tramas alguna venganza?

— ¿Por qué lo haría? —soltó indiferente.

—Pues porque no te dejé armar las cosas de navidad, quizá estas molesta porque no festejamos y me la pasé durmiendo —respondí con obviedad.

—No, en realidad, eso no me molestó después de todo, éramos siempre las dos, tu papá jamás llegaba así que supongo que te cansaste.

— ¿Cansarme de la ausencia de mi padre? Hace tiempo...—susurré con una media sonrisa estampada en mi rostro.

Era mentira, porque aunque mi relación con mi padre era mala, yo aún conservaba las esperanzas de que él regresara y volviéramos a ser una familia.

Después de todo, Julie, más que ser mi niñera desde los nueve años, era como una segunda madre para mí. Tan linda, tan cálida, tan buena.

—Justamente es de eso de lo que te quería hablar...—tomé el vaso desconfiada pero algo divertida, se le veía tan nerviosa.

— ¿Qué sucede?

—Tú padre.

— ¿Qué le pasó? ¿Se murió?

—No...—gritó para luego persignarse lo que me hizo gracia —Él me avisó que vendría en un par de días, quiere hablar personalmente contigo.

— ¿Conmigo? —Grité exageradamente — ¿Me desheredará?

— ¡Dulce! —me regañó ella por no tomar con seriedad el asunto.

—Ya, perdón...—reí un poco más — ¿Regresa por algo en especial?

—Tú, tú eres ese algo especial.

— ¿Yo? —Reí —Yo no soy suficiente para hacer que mi padre se quede en una festividad tan importante, seguro tiene otra razón.

Prohibido Enamorarse de Dulce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora