Capítulo 30 | ¿Y ahora?

6.3K 589 283
                                    

Dulce

— ¿Y ahora?

— ¿Ahora qué? —pregunté mirando de reojo a Damon, quien parecía ansioso.

— ¿Debería ir a hablar con tu papá, cierto? —preguntó más para sí mismo, lo que se me hizo gracioso, él se lo estaba tomando en serio. —Sí, debo hacerlo.

No pude evitar reír cuando terminó de decir aquello con una pequeña sonrisita en el rostro.

—No vas a pedir mi mano, Damon. —reí mientras me gana su mirada llena de confianza acompañada de unas cejas alzadas.

— ¿Quién dice que no?

— ¿Quién dice que sí? —solté otra carcajada. —Ni siquiera somos una pareja.

—Auch. —gritó tocándose el pecho, como si le hubieran dado una estocada. —Que crueldad la tuya, Dulce Spencer.

—Somos literalmente salientes así que no soy cruel, solo realista. —asentí con exageración. —No me creas fácil, chico.

—Lo fácil aburre y en realidad, jamás dije que lo fueras. —admitió mientras guiaba su vista nuevamente a la carretera. —Pero aun si somos salientes, debería tener el permiso de tú papá, no olvides la edad que tienes.

—Casi dieciocho años. —Hice un puchero molesta —A nada de lo diecinueve, próxima a los veinte.

Segundos después escuché la risa de Damon resonar por todo el auto.

—Uno tratando de negar años y tú te los sumas. —Soltó entre risas —Sí que eres impredecible, dulzura.

—No puedo decir lo mismo de ti, demonio.

— ¿Cómo qué no? —Me miró ofendido —Si hoy literalmente fui a tu búsqueda casi semidesnudo, eso no lo ves todos los días, dioses griegos por la calle, eso no es común, dulzura.

— ¿Y dónde está el dios griego que no lo veo?

—Se me olvidó que tienes miopía. —sonrió siguiéndome la corriente mientras sobaba ligeramente mi cabeza en un gesto de cariño. —Te compraré unos lentes.

— ¿Después de hablar con mi padre?

—Después de hablar con el suegro, claro que sí. —soltó lleno de ánimo, cosa que esperaba a que le durara mucho.

Cuando llegamos a casa de papá, Damon se estacionó con rapidez sin embargo parecía portar una seguridad de hierro cosa que al ver en sus ojos lo hacía notar aún más. Iba tan confiado que si no lo hubiera visto minutos antes ansioso por hablar con mi padre no me hubiese creído su seguridad.

De repente, tomándome por sorpresa se decidió a tomar mi mano lo que provocó una sonrisa en mí, por dios, creo que me estaba empezando a gustar este juego, comenzaba a aceptar algunas cosas mientras que mi corazón quería omitir otras pero ¿Qué podía hacer?

Creo que esto era lo debía pasar, jamás debimos empezar por el "amor", nuestra relación comenzó por una chispa de odio, el amor no debió verse involucrado pero ahora todo había cambiado.

Al final, hoy Damon me había demostrado lo impredecible que podía ser, sabía que no solo era el chico que sabía estresarme con sus bromas, no solo era una cara hermosa, él era mucho más, era lo que había estado ignorando inconscientemente en mi vida

Damon podía mostrarme el cielo pero también podía llevarme al mismísimo infierno, de eso no tenía dudas.

— ¿Estas nervioso? —pregunté mientras caminábamos hacia la entrada de mi casa.

Prohibido Enamorarse de Dulce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora