45: Anagrama

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—Alix, tenemos que resolver la última pista de Gru Benedic Benlock hoy mismo —exclamó Alicia, entrando en el salón de la señora Rogers durante la hora del desayuno. Tenía los puños apretados y estaba totalmente vestida con sus pantalones y camisa. El pelo corto le había crecido durante esos meses, y se arremolinaba en forma de rizos bajo sus orejas. La luz del amanecer le arrancaba mechones marrones al color negro, y hacía brillar de un verde grisáceo a sus ojos—: Es cuestión de vida o muerte.

Alix, sentado ante la mesa del comedor, tragó el trozo de desayuno que tenía en la boca y asintió. Los rizos le caían distorsionados por el brillo del sol sobre la frente y tenía las ojeras más oscuras que le hubiera visto nunca, como si llevara sin dormir desde que se llevaron a Elisa.

—Creo que tengo una idea de cuál puede ser. Acompáñame.

Abandonó su desayuno sobre la mesa y guio a Alicia escaleras abajo hasta que desembocaron en su sótano repleto de mesas en forma de laberinto y aparatos que mezclaban la labor de un químico y la de un mecánico. Sobre una de las mesas había la estructura de lo que empezaba a ser un torso, un modelo más avanzado y mejorado del primer androide que le había enseñado a Nix hacía meses. Alix ignoró los pedazos de inventos agazapados entre madera y madera y se encaminó hacia una mesa en particular en la que había un montón de papeles a modo de mantel, con una libreta encima de todos ellos.

—Verás, en la sala del observatorio solo había una placa con el nombre de Gru Benedicth Benlock, ¿verdad?

—Sí, eso nos dijo el conserje, pero llevamos días con esa información y aún no tenemos ni idea de qué hacer con ella.

—Cierto, pero he estado pensando. Lo único que radica en un nombre son las letras. Es lo único que contiene. Le he estado dando vueltas a esta idea durante días. Al principio creía que las letras podrían encontrarse en sustitución de una secuencia numérica correspondiente a su posición en el alfabeto, y que podría darnos otras coordenadas que mostraran otra localización, pero lo deseché porque la forma de encontrar los lugares hasta ahora no se había repetido, por lo que no tenía sentido que lo hiciera ahora. También me planteé la posibilidad de que fuera una especie de código secreto, pero estuve buscando y no encontré ninguno que tuviera sentido con las letras que forman el nombre de Gru Benedicth Benlock. Hasta que, de repente, caí; anagramas.

—¿El qué?

Alicia se sentía sobrepasada ante tal despliegue de teorías y conocimiento. La aglomeración de palabras, que encajaba como una sarta de balazos directos, la había dejado desconcertada.

—Un anagrama. Es una palabra, o una frase, que se forma con las letras de otra. Y entonces pensé; ¿y si el lugar de la próxima pista está en el nombre? ¡Solo hay que ordenar las letras de otra forma! No sé cómo no pude darme cuenta antes.

—¡Genial! ¿Eso significa que ya lo sabes? ¿Ya has descubierto cuál el es el anagramo que está en el nombre?

—Anagrama. Y no. Aún no.

—¿Y a qué estás esperando?

Alix suspiró como si estuviera harto de la impaciencia de Alicia y se inclinó sobre su libreta. Cogió un lápiz que rodaba sobre los papeles y escribió encima del todo de la hoja el nombre en mayúsculas de Gru Benedicth Benlock.

Alicia le observó trazar líneas desde la base de las letras y formar palabras que acaba tachando casi al instante durante lo que le parecieron horas. Había empezado a dispersarse por el laboratorio para cotillear entre el desastre cuando Alix se irguió súbitamente y gritó:

—¡Eureka! Lo tengo. Lo he descubierto. Ya lo sé.

Alicia corrió entre las mesas hasta llegar a él y se inclinó sobre su hombro. Miró el papel, los rayajos y los tachones. No entendió nada de lo que decía.

—¿Qué es? ¿Qué dice?

Alix se inclinó y leyó.

Under the Big Ben clock. Bajo el reloj del Big Ben. Alicia, tenemos que entrar en el Big Ben.

—Coge el abrigo.

***

Tuvieron que sortear a tres parejas distintas de guardias de seguridad, caminando agazapados y a plena luz del día entre arbustos y sus propias piernas y evitar, mentir y engañar a demás trabajadores, revisores, relojeros y señoras de la limpieza para conseguir llegar hasta la torre del reloj, a la que se accedía a través de un pasadizo tras otro de escaleras de madera sin barandilla que dejaban ver las entrañas del reloj más famoso del mundo y a la vez temer de vértigo.

La parte más alta de la torre, dónde se encontraba el interior del reloj y todo su mecanismo, estaba compuesto por engranajes enormes que encajaban unos con otros como en un baile perfectamente coreografiado y que te hacía sentir disfuncional y pequeño. A través de la esfera del reloj, la parte blanca semi transparente que daba al exterior, se podían ver las agujas, largas, negras y puntiagudas, temblar sobre una altura de noventa metros cada vez que se jugaban la vida para pasar de minuto. Los números del uno al doce se mantenían como soldaditos de juguete, rectos, inmóviles y mirando al frente, repartidos por la circunferencia. Alix se preguntó qué clase de clavos habían utilizado para estancar las gigantes piezas de metal al cristal de la esfera sin que se cayeran cuando la contemplación de semejante obra de ingeniería y relojería que le habría mantenido absorto en su estudio y descomposición durante lo que habrían sido incluso días de insomnio en cualquier otra ocasión, preguntándose y descifrando el funcionamiento de cada pieza de lo que le pareció artillería temporal, se vio interrumpida por una voz grave y profunda que llegaba desde sus espaldas, que clamaba emergencia y exigía atención:

—Ahora que ya estamos todos, supongo que ya podemos empezar.

***

¿OS DÁIS CUENTA DE QUE SOLO QUEDAN 4 CAPÍTULOS PARA EL FINAL? ¿Y que mañana voy a publicar 3 de golpe? 🌚

Nota importante: lo del anagrama se me ocurrió en el momento de escribir el capítulo 8: Cartas encajonadas, pero sé ve que soy algo estúpida y en cada capítulo Gru se llamaba de una forma u otra. El caso es que cuando escribí este capítulo y comprobé que el anagrama tenía sentido, resulta que me sobraba una t. Luego lo volví a comprobar y en realidad me sobraba una t y una e JAJAJAJA. Así que en vez de quitárselas añadí una h para formar la palabra "the" y esa es la razón por la que algunos capítulos tienen el nombre bien escrito y otros no :). Cuando corriga la historia juro que lo pondré bien jajaja.

En fin, ¿os ha gustado el capítulo? ¿Os esperabáis que esta fuera la respuesta? ¿Qué creéis que se viene ahora? Espero que os guste el final y esté bien desarrollado, porque son 3 capítulos intensos 😓🤧

Muac a todos vosotras, mis fénixes londinenses ;)

Cenizas en la nocheWhere stories live. Discover now