28: Sobre Leyendas y Mentiras, manual del Cielo y sus Criaturas

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Esa vez no hizo falta que llamara a gritos a Sinkas, porque ya le estaba esperando en el sofá cuando atravesó el palacete, dejando un regusto quemado en el suelo bajo sus pies. Últimamente, atravesar esa puerta significaba rabia, generalmente porque le ocultaban cosas que no le gustaba tener que descubrir por su cuenta.

Estampó el libro de cuero blanco y brocados dorados contra le mesa delante del sofá. Sinkas pegó un bote contra los cojines.

—Supongo que no es uno de esos buenos días —dijo.

—Dime que me equivoco —replicó Nix, abriendo el libro por la primera página—. ¿Pero no es este el idioma de las Criaturas del Cielo? ¿Inventado por los Consejeros primigenios, Tanths entre ellos?

Sinkas se asomó a la página que señalaba. El título emborronado no estaba emborronado, ni incompleto, ni a medio terminar. Simplemente estaba en otro idioma.

Sobre Leyendas y Mentiras, manual del Cielo y sus Criaturas —leyó—. Sí, es el idioma del Cielo, pero hablando cultamente, se llama Exactam.

—Me da igual cómo se llame el estúpido idioma —exclamó Nix—. Solo quiero saber por qué está un libro escrito en ese idioma y con ese título en la Tierra, y más concretamente con la frase, escrita en idioma humano, que dice que pertenece a una Biblioteca mortal. ¿No debería estar vigilado en El Partenón? ¿O a salvo en la Caeleste Bibliothecam?

Sinkas suspiró y cogió el libro. Pasó la primera página.

—No deberías tener esto en tu poder —murmuró.

—¿Por qué no?

Sinkas sonrió, como si estuviera recordando, y en esa sonrisa se escondieran sus recuerdos y se plasmara la nostalgia. Acarició las letras de la página.

—Hay una razón para todo, Nix. Incluso para que esto te haya llegado, aun cuando no debería.

—¿De qué estás hablando?

—Este libro se escribió hace muchísimo tiempo, cuando todos los Consejeros primigenios seguían vivos. Descubrirás por qué en seguida. Léelo, y entonces te daré las respuestas a las preguntas que puedas tener. Es todo lo que puedo decirte, además de que debería quitártelo. Me estoy arriesgando mucho dejándotelo, así que, por El Partenón, más te vale leer hasta el último punto.

Sinkas levantó los ojos del libro y le miró con esa mirada violeta que rebelaba su verdadera edad, que transmitía los milenios que había vivido, y que hacía sentir a Nix pequeño, joven, ignorante e inexperto, y se volatilizó en el aire, dejando solo humo violeta tras de sí.

Nix cogió el libro que había caído al suelo cuando Sinkas se había ido y lo abrió por la primera página. Volvió a leer el título.

Sobre Leyendas y Mentiras, manual del Cielo y sus Criaturas

Pasó al primer capítulo. Aquella noche, se vio transportado al comienzo de los tiempos. Leyó sobre cómo la energía sobrante producida tras el Big Bang se había colisionado en nueve entes, que al principio eran almas sin cuerpo, y cómo estos habían sido los causantes de toda la historia del universo. Tanths era uno de ellos, y los otros ocho apenas tenían nombre.

El libro venía con ilustraciones, al principio en blanco y negro, y luego en color, que ilustraban a las nueve figuras, sus formas humanas —cuando decidieron adoptarlas—, y las animales.

Y leyó como habían sido sus relaciones, cómo había evolucionado el mundo, los errores que se habían cometido, los secretos que se habían susurrado en los oídos de los primeros humanos, las mentiras y manipulaciones que cada uno de ellos había formado y dado forma. Y luego, como, arrepentidos del caos que se proclamaba a su paso, habían dado forma a las Criaturas, seres parecidos a ellos en todo menos en poder.

Cenizas en la nocheWhere stories live. Discover now