5 || Exasperante

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🏙🌃

JAMIE HEUGHAN

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JAMIE HEUGHAN

–¡Es exasperante!

Continúo caminando en mi oficina de un lugar a otro. Deslizo la mano izquierda por mi rostro y suspiro por el cabreo que estoy experimentando en este momento. Mantengo con más fuerza el celular contra mi oreja.

La hiciste llorar, Jamie. El cabrón ahora mismo eres tú. –me detengo y observo con incredulidad la pared delante de mí.

–¿No me estás escuchando? ¡Es insoportable! Ella no trabaja con profesionalismo y es una grosera. A parte de que aquí todos parecen adorarla y ¡Para mi parece una bruja!

Escucho la risa de Ian a través de la línea, y eso solo hace cabrearme aún más.

Estás actuando de esta manera porque acabas de toparte con una mujer que te enfrenta.

–¡Estoy lidiando con una mujer demente!

No, estás lidiando con una mujer que no cae sobre tú misteriosa actitud y tiene los ovarios bien puestos para no quedarse callada. Admítelo, Jamie, en el fondo eso te agrada.

Bufo.

–No creo que pueda soportar tres meses con esa mujer. ¡Me volveré loco, Ian!

¿Por qué no tratas de llevarte bien con ella? Hace un buen trabajo según observé con el plano que me enviaste hace unos días. Ambos pueden hacer grandes proyectos.

–Trato de llevar la fiesta en paz con ella, Ian, pero su actitud me cabrea. Es muy...buena. En este lado del mundo debes ser frío y calculador. Si ella llega ir a una conferencia en Londres ¡Se la comerían viva!

Tal vez necesitas aprender de ella.

–Cabrón.

Ian se ríe y lo escucho hablar con otra persona. Él discute sobre unos papeles y luego vuelve hablarme.

Escucha, Jamie. Sé puede ser bueno en un mundo cómo este. No dejes que el pasado te cohíba de experimentar y llevarte bien con buenas personas. ¡Oye! Tal vez ella pueda descongelar ese corazón de hielo. Me agrada, parece divertida.

Ruedo mis ojos y llevo los dedos al tabique de mi nariz.

–¡Lo único que ella puede hacer es hincharme las pelotas!

La carcajada de Ian me hace resoplar, pero al cabo de unos segundos me río suavemente por su risa.

No seas un imbécil. Ve a disculparte. Trata de no crear caos en ese lugar. Haz que te amen, cómo lo hacemos acá.

Me río con ironía y vuelvo a rodar mis ojos.

–Claro porque en mi empresa me aman bastante. –comento con sarcasmo– Acá parecen ya odiarme, porque cada persona que camina delante de mi oficina voltea a observarme con los ojos entrecerrados. ¡Qué maravilla!

Más allá de la ficción #1 Where stories live. Discover now