14 || Adicción

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JAMIE HEUGHAN

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JAMIE HEUGHAN

Ingreso a mi hogar en silencio y comienzo a subir las escaleras en dirección a la habitación de Isabela. Abro la puerta con cuidado y la observo dormir tranquilamente. Vuelvo al piso inferior en dirección a la sala de estar y me sobresalto al ver a Ian en el mueble mientras sostiene un vaso que contiene whiskey.

–Joder, Ian.

Él con una sonrisa divertida observa su reloj de mano.

–Las cuatro y media de la mañana. Interesante, Jamie Heughan.

No me sorprende verlo despierto, mucho menos bebiendo.

Me dejo caer a su lado y él alza una ceja en mi dirección. Luego empieza a fruncir su nariz mientras olisquea a mi alrededor.

–Hueles a sexo, lo que me deja saber que follaste con Eva.

Hice más que follar.

Eva Montgomery es una diosa.

En el momento que ella abrió la puerta de su hogar con sus mejillas sonrojadas y luciendo un cómodo traje que aún así resaltaba su figura me enloquecieron. Eva es una mujer preciosa en el trabajo, pero verla de una manera tan cómoda con pequeñas pecas por sus mejillas era cómo ver la fantasía de mujer que cualquier hombre quisiera.

El estúpido juego de palabras me tenía ansioso y cuando dejó caer la palabra "demuéstralo" fue cómo si el señor escuchara mis plegarias. Besar a Eva Mongomery es un arte y aparte de su cuerpo, sus besos eran una adicción que disfrutaba. El tocarla me enloquecía, el saborearla fue abrumador porque quería acabar con ella, sentía que no era suficiente lo que me ofrecía. Escucharla gemir mi nombre fue tan maravilloso, que su lengua se enredara con la mía era exquisito, todo en ella lo era y disfrutaba de hacerla enloquecer con tan solo tocar sus hermosos pechos que me encantaron. En el momento que la ropa de ambos no estaba de por medio y ella se dejó caer de rodillas delante de mi supe que era mi fin. Verla tocar y lamer mi miembro fue un paraíso, su tacto me tenia al borde del colapso y verla observarme con fijeza mientras lo introducía una y otra vez en su boca fue un sueño.

Eva Montgomery es el sueño de cualquier hombre.

Estar dentro de ella se sentía cómo el cielo, era un momento que quería paralizar para siempre. Moverme en su interior y gemir sobre la boca del otro era algo indescriptible, el que ella quisiera más solo podía hacerme querer romperla en pedazos. Ver a Eva enloquecer y llegar a un orgasmo que me hizo perder la cabeza fue una obra de arte.

Su cuerpo será mi perdición.

–Por tú expresión me hace saber que fue mejor de lo que esperabas.

–Ella acabará conmigo, Ian. –murmuro mientras llevo mis codos a las rodillas y deslizo las manos por mi rostro– Me siento un adolescente hormonal que tiene sexo por primera vez.

–Puedo notarlo. –él me ofrece un vaso– ¿Volverás a repetirlo?

–Por supuesto, no hay una jodida manera en que deje escapar a esa mujer.

–Entonces...¿Será solo sexo o...?

–Solo sexo. –llevo el vaso a mis labios y el whiskey comienza a quemar mi garganta.

–¿Ella sabe que es solo sexo?

–Lo sabe porque lo charlamos.

Él sonríe con diversión.

–Así que ya habías tomado una decisión, tengo curiosidad...¿Lo hiciste cuando ya habían terminado o cuando tú juicio estaba nublado por el placer?

–Ambas.

Ian ríe y le da un sorbo a su vaso.

–Olvidé ponerme un condón. –añado.

Él se ahoga y maldice seguidamente. Me observa con los ojos cómo platos mientras abre y cierra su boca sin saber que palabra gestionar.

–Nunca olvidas un maldito condón, ¿Qué carajos, Jamie?

–Lo sé, y con Eva lo olvidé. –aclaro lo obvio –Esa es la magnitud del deseo que tengo por ella. Tengo suerte de que ella tome anticonceptivos, si no estaríamos jodidos porque me vine dentro de ella más de dos veces Ian y en todas se me olvidó el gorrito de la fiesta.

–¿No tuvieron un maldito descanso?

Niego con mi cabeza y me recuesto del mueble.

–Cada vez que tratábamos de descansar, ella me besaba o yo la besaba, lo que provocaba que volviéramos nuevamente a la fiesta, ya fuera con mi boca sobre ella o unida a ella.

–La dejaste muerta. –murmura horrorizado.

Una sonrisa ladeada se forma en mi rostro.

–Estoy exhausto, pero si pudiera volvería a su hogar para nuevamente sentirla.

–Perdiste la cabeza.

Me ubico de pie y empiezo a caminar hacia mi habitación con Ian detrás de mí.

–Te digo, Ian. Ella es una maldita adicción, ninguna mujer me había hecho enloquecer.

–Te deseo suerte, amigo porque una vez que comienzas una adicción es difícil dejarla.

Ian palmea mi espalda.

Él tiene toda la razón y espero nunca tener que experimentar ese proceso.

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¡Hola!Tenía que traer este capítulo con los pensamientos de Jamie luego de aquel intenso espectáculo que pudimos leer

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¡Hola!
Tenía que traer este capítulo con los pensamientos de Jamie luego de aquel intenso espectáculo que pudimos leer.
Espero que les haya gustado.
Con amor,

Nahir.

Redes: kamilnahir.
Imagen por Pascal.

Más allá de la ficción #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora