44 || Carajo

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🏙🌃

ALLIE FONTAINE

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ALLIE FONTAINE

Supongo que lo único bueno de abandonar un hospital es que puedes tener a una persona haciendo todo lo que pidas mientras tú tienes el reposo recomendado por el médico.

Por eso, disfruto de ver a Hannah recoger mis cosas mientras soy un alma libre que se queda en la cama comiendo una pizza muy grasosa junto con un delicioso refresco. Disfruto del placer que genera esta comida chatarra porque hace años que no sentía lo que era el sabor de no comer saludable.

Siempre fui una mujer que se adquiría a las reglas.

Solía vestir de manera presentable, hablaba de manera educada y en voz baja, sabía cuando debía callarme, comía saludable, y mantenía una rutina cargada de elegancia y comodidad.

En este momento soy un desastre que viste un pantalón holgado, un suéter enorme, medias de diferentes colores y mi cabello es un desastre amarrado en una coleta. Oh, y mi suéter tiene manchas de grasa.

–La última vez que te vi despreocupada fue horas antes de conocer al innombrable.

Me echo a reír por la absurda manera en la que Hannah llama a Gregor.

–Estoy teniendo un nuevo enfoque en la vida.

Ella suspira de manera dramática y lanza una sandalia a la maleta del suelo.

–En este año todos en Eva Art Lines han cambiado.

–Hemos crecido, querrás decir. –corrijo antes de darle un mordico a mi segunda pizza.

–No vengas a creer que eres la filosófica aquí, niñita. –me señala con acusación– Además, ¿Puedes comer eso luego de una cirugía?– me encojo de hombros y le doy un sorbo a mi refresco. Hannah rueda sus ojos por mi respuesta y vuelve a perderse en el vestidor de mi habitación. –Entonces, te irás a Australia. –comenta mientras vuelve aparecer cargando pantalones– ¿Qué harás allá?

–No lo sé. –respondo– Mi prima, Casandra Smith se supone que me esperaba en su hogar, pero ha viajado a Londres. Al parecer se quedará a vivir allá junto con su cuñada, una tal Mar Dankworth.

–Estoy segura de que esa es la escritora que tanto ama Andreas. –tira los pantalones al suelo– ¿Viajarás entonces a Londres?

–No. Ella me ha enviado las llaves de su hogar. –llevo la pizza a mis labios– Permitió que empezara una nueva vida con varios recursos ya arreglados.

–Australia está muy lejos de Londres. –hace una mueca con sus labios y lanza otra camiseta al suelo– ¿Estarás bien allá sola?

–Soy una mujer adulta, Hannah. Tal vez no lo parecía al estar reprimida por complacer a un hombre, pero ahora puedo tomar mis propias decisiones.

Más allá de la ficción #1 Where stories live. Discover now