Llamada

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Hoy era claro que no iría al colegio, las heridas en su frente y pierna eran algo que Lyla quería esconder para no causar preocupación en los demás, a primera hora salió a comprar las inyecciones de insulina que requería su padre diabético. Odiaba tener que vivir con él después de todo lo que la hizo pasar a ella y a su familia restante. Colocó los suministros en el refrigerador, la herida en su pierna aún dolía como el infierno. La herida en su frente no era tan dolorosa ya que fue más un roce que un disparo directo; de su pierna no se puede decir lo mismo lastimosamente. 

"Así que aquí estabas", esa voz fue el detonante que inició una sensación de malestar en mi estómago, mi padre estaba aquí. 

"Creí que estarías trabajando", dijo la chica sin darse la vuelta, ahora mismo su padre estaba teniendo una conversación con la espalda de su hija. "Ahí están tus medicamentos, Eiji". Hace mucho la palabra papá quedó en la historia de una familia que alguna vez fue feliz. Espetó su nombre con cierta ironía que alimentaba el ego de su pariente, pues él mismo sabe el por qué su hija lo odia. Era una persona con una personalidad que haría enojar a mismo diablo. 

"¿Por qué? ¿No puedo estar en mi propia casa?", ¿y quién carajos dijo lo contrario? Siempre ponía palabras en mi boca o sacaba de contexto lo que decía, quería responder pero sería faltarle el respeto según él. 

"Siempre sales en la mañana", respondí dándome la vuelta, forcé una sonrisa.

"No es tu problema, Lyla. Deberías ir al colegio", se dirigió al refrigerador para sacar una cerveza. Su diabetes es causante de tanta comida chatarra que come, prefería ser medicado toda su vida que querer prevenirlo. A demás el dinero de su salario era invertido en cigarros, cervezas y doritos; usando a su hija para poder comprarse sus medicamentos. Era algo que no se puede debatir, ya que una sola queja respecto al tema significaba una bofetada: una falta de respeto.

Tampoco es tu problema si voy o no.

Fui a mi habitación, mis energías se iban a la mierda cuando se trata de mi padre. Estuve a punto de jugar con los dardos cuando vi aquel papel que me entregó el chico alto, Draken. Mikey quería que hablase con él, ¿está bien que lo llame ahora? Apunté su número en mi teléfono para llamarlo, dudé un poco pero tomé valor. Después de todo era el presidente de una pandilla. Contestó casi de inmediato:

"Um, ¿hola?", saludó Mikey.

"Hola, soy Lyla", no sabía qué hacía pero si él quería hablar conmigo no podía negarme.

"¡Ah, eres tú! ¿Crees poder estar libre en la tarde? Algunos miembros de la ToMan queremos hablar contigo", sonaba bastante alegre y no quería amargar su día rechazando su petición.

"De acuerdo, ¿a dónde tengo que ir?", pregunté mientras veía qué ropa ponerme para salir.

"No te preocupes, Mitsuya sabe donde está tu casa", cierto, me olvidaba que uno de ellos vino a dejarme, específicamente el muchacho que me defendió ayer. No me agradaba mucho que alguien desconocido sepa donde vivo pero de todos modos reveló que vive a una cuadras de distancia, tal vez no me miró como una futura amenaza. 

"De acuerdo, nos veremos", me despedí del chico, imitó mi acto y colgó la llamada. Escuché a mi papá gritarle al televisor, como de costumbre, estaba mirando programas de lucha libre. Yo en cambio acomodé un poco mi habitación para matar tiempo.

Lyla estaba en el tejado de su casa, ya había pasado la hora de almuerzo y ella se había alistado para su reunión con ciertos miembros de la ToMan, a pesar de vivir más en la calle que en casa no había escuchado de una pandilla en específico, todo...

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Lyla estaba en el tejado de su casa, ya había pasado la hora de almuerzo y ella se había alistado para su reunión con ciertos miembros de la ToMan, a pesar de vivir más en la calle que en casa no había escuchado de una pandilla en específico, todo era nuevo para ella. Ahora se había involucrado con una pandilla, era normal sentirse extraña. Se encogió en su lugar abrazándose a sí misma, la mayoría de veces se sentía sola y es un sentimiento que odia pero ha aprendido a vivir con el.

A lo lejos escuchó el motor de una motocicleta, se levantó y bajó con cuidado. No querría que su padre viera como se iba con alguien, simplemente quería mantener sus cosas personales lejos de su padre. Mitsuya, quien estaba manejando tranquilamente se detuvo al ver a la chica bajando por los sistemas de tuberías. Llevaba una chaqueta negra bastante bonita. Se acercó a ella para acortar la distancia. 

"¿Cómo te encuentras?", saludó el chico desde su motocicleta, apoyó sus brazos en cada manillar. 

La chica acomodó su ropa después de bajar.

"No me quejo, la herida sigue doliendo pero me las arreglaré, ¿qué hay de tí?", después de todo ella estaba acostumbrada al dolor, no es un dato del cual estaba orgullosa, siempre ha querido tener una familia amorosa. 

"Eres bastante fuerte. Yo he tenido un buen día, gracias por preguntar", desabrochó el casco que llevaba en el cuello y se lo pasó a Lyla. 

"Deberías llevar uno tú también", informé tomando el casco. Me senté con cuidado en la motocicleta.

"Estoy bien", encendió los motores. "Agárrate fuerte", advirtió. Me afirmé contra su espalda, el sentimiento de la fría soledad de antes había sido reemplazado por el de una cálida compañía con olor a menta. El transcurso del viaje había sido un poco largo, fueron unos 20 minutos a una velocidad normal. Disfrutaba del viento sacudiendo mi cabello y la sensación de adrenalina subiendo, me hacía sentir feliz.

Fueron a un tipo de plaza parecido al de la noche pasada, miró atentamente los detalles. 

Mitsuya apagó su moto y se relajó después de suspirar. La chica quitó el casco de su cabeza y lo puso sobre el asiento.

"Llegamos, ven conmigo", habló con tranquilidad, su voz era encantadora. Lo seguí sin dudarlo mucho. Al lado de la moto de Mitsuya habían otras más, seguramente de los demás.

"¿Sabes por qué su presidente quiere hablar conmigo?", pregunté mientras lo seguía, era bastante alto a mi lado.

"Siéndote sincero no tengo idea, pero tienes que estar tranquila. No somos unos malos chicos", se detuvo para mirarme con total seguridad en sus palabras. Asentí en respuesta.

"De acuerdo", susurré más para mí que para ambos.

A lo lejos divisó a los chicos de ayer, el más bajo de ellos notó la presencia de los dos jóvenes que caminaban hacia ellos y puso una sonrisa en su rostro. Los demás dirigieron sus miradas a ambos. Esta vez llevaban ropa casual, ayer llevaban sus uniformes y los hacían ver más formales, talvez esta reunión extraña sería más normal que las que han de tener. 

"Bien, que empiece la reunión", Mikey dio inicio a una nueva conversación de los miembros de la ToMan y Lyla. Se puso al lado del pelimorado y este le dio una mirada para tranquilizarla.

Será interesante.

Será interesante

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[Perrea en pandillero]

Me despido con otro capítulo, prometo actualizar más rápido a la próxima. 



𝓛𝓪 𝓱𝓲𝓬𝓲𝓼𝓽𝓮 𝓫𝓻𝓲𝓵𝓵𝓪𝓻Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang