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"Lyla, amor", sentí como mi cuerpo era sacudido y una voz gentil resonaba con eco en los adentros de mi consciencia. 

Hasta que finalmente desperté. Sé bien que no pasó poco más de una hora y por ende me dolía un poco la cabeza. Miré con confusión a Takashi, se veía arreglado a como estaba antes, pues al llegar se puso ropa cómoda. Me senté en la cama para despertarme más, me debía dar una buena razón para no enojarme después de interrumpir mi sueño. Llevé ambas manos a mi cabello para acomodarlo y esperar a Takashi. 

"¿Qué?", lo miré con los ojos entrecerrados, pues aún había claridad. Si todo esto pasó antes de la hora del almuerzo y mi estómago gruñía con hambre, pues no desayuné. 

"Amor, necesito ir a la ciudad. Los líderes de Tenjiku están allí y talvez podamos charlar", miré como se giró para tomar sus botas. Entonces de un salto salí de la cama para tomar mi ropa y cambiarme. "Lyla, te quedas aquí, me precisa ir", insistió. 

"No, iré contigo y no escucho peros", me puse delante de él. Rodó los ojos con insistencia y suspiró, antes de hablar, hablé yo. "Voy a cambiarme la ropa, si tanto te precisa sal de la habitación", tomé los bordes de aquella camisa suya para quitármela.

"Pensándolo bien, no tengo tanta prisa", se quedó mirando. Sin objeciones quité su camisa para quedar en ropa interior y ponerme mi camisa junto con la chaqueta de la pandilla y mis botas. Con rapidez abotoné mi camisa y tomé mis pertenencias también. 

"Vamos", dije una vez estaba lista. 

"Primero te comes una sopa instantánea e iremos", me volvió a recordar el hambre que tenía. Se acercó para besar mi frente y ambos nos dirigimos a la cocina. 

No tardamos más de 10 minutos ya que comí rápido y nos dirigimos a nuestras motos, al menos el hambre se había calmado y me sentía con más energía. El sol aún estaba brillando con intensidad, por lo que al salir mi cabeza volvió a doler por tanta claridad.

"¿Cerraste bien la puerta?", pregunté poniéndome mi casco. Él asintió y se subió a su moto, antes de arrancar miré unas cuantas barras de metal en el suelo, probablemente chatarra de Draken y Takashi después de hacer sus arreglos. 

"¿Nos vamos?", preguntó algo desesperado. "Te sigo, sabes exactamente donde es", encendió su moto y yo copié su acción. 

"Ordénalo, capitán", jugué con él. 

"Qué raro, no sueles ser del tipo que me dice qué hacer", su voz se volvió ronca. 

"Bien, ojos lindos, ya tendremos tiempo para eso", aceleré. 

"¡Pero tú iniciaste!", protestó detrás de mí en su motocicleta. 

Pasamos al rededor de 15 minutos manejando, el tránsito era algo moderado, cosa que me tenía ansiosa, quería llegar al lugar justo a tiempo. No es justo que estén subordinando a personas comunes y corrientes sin experiencia en la lucha, son un asco de pandilla. Suspiré con pesadez al estar esperando el verde del semáforo, ¿por qué no tengo ningún presentimiento esta vez? Es como si mi instinto estuviese bloqueado, sin ánimos de salir a la luz y al menos darme una idea de lo que puede pasar; no puedo pensar en una estrategia clara y tampoco algún plan para mitigar en caso de un accidente. ¿Mikey y Draken vendrán? Talvez y necesitemos apoyo si vamos a hablar nosotros dos. 

Aquel tipo grandote me preocupaba, se veía muy fuerte y su actitud agresiva es la cereza sobre el pastel. 

Cuando divisé el verde del semáforo, fui la primera en adelantarme. Escuché el motor de la Impulse de Takashi hacer más ruido, sé bien que también está ansioso por llegar. 

𝓛𝓪 𝓱𝓲𝓬𝓲𝓼𝓽𝓮 𝓫𝓻𝓲𝓵𝓵𝓪𝓻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora