Un lindo día

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"¿Seguro que llevaremos todo esto?", pregunté mirando la bolsa entre mis manos, ahora mismo estábamos saliendo de un local después de haber comprado bebidas y unos cuantos dulces. Nos dirigimos a su bicicleta.

"Sip. ¿Podrías llevarlo mientras conduzco?", jugueteó con sus llaves.

"Por supuesto, ya quiero ver dónde me llevarás", respondí caminando junto a él. Sé bien que la cita tenía que ser algo para relajarnos, pero sería inevitable no hablar sobre lo que pasó con los chicos de Valhalla, dejé a Takemichi solo también y eso me preocupa.

Al subir a la motocicleta, me colocó su casco como de costumbre. Viajamos a una velocidad normal, yo sostenía con cuidado las compras y él conducía con cuidado. Estuvimos así unos veinte minutos hasta que la ciudad comenzó a alejarse, llegamos a un pueblo y de ahí a un bosque con una calle de piedra. Takashi comenzó a andar más lento por el lugar, se miraba bastante bonito.

"Puedes quitarte el casco, si quieres", me indicó el chico. Hice caso a lo que dijo y retiré el casco para dejarlo colgado en mi cuello. Me apoyé en su espalda para poder abrazarlo.

"Se ve un lugar tranquilo", siguió andando a velocidad algo lenta. En mi caso miraba a mi lado aún con mi cabeza apoyada en su espalda.

"Lo mejor está por delante", tomó el manubrio con una mano y llevó su mano libre a mi pierna para volverla a acariciar. "Hah, hace mucho no estábamos así", suspiró.

"Hacía falta, también debemos ir al próximo festival que haya", comenté emocionada.

"Y llevar a nuestras hermanas", por su tono de voz supe que estaba sonriendo.

"Por supuesto, quiero que Akiko pueda al fin ser una niña libre", sonreí triste pero dejé esos recuerdos de lado para disfrutar el momento.

"Mira al frente, Lyla", dio unas palmaditas en mi pierna y dejé de apoyarme en su espalda para erguirme y mirar por su hombro el paisaje frente nosotros.

A ambos lados de la calle de piedra, habían cerezos, mejor conocidos como árboles Sakura. El paso se miraba rosado y algo rojo por las hojas del árbol que cayeron al piso. El sol iluminaba através de las ramas, así que pese haber bastantes de los árboles, se veía iluminado el sendero. Se notaba bastante que llevaban años ahí, por lo que fusionaron sus ramas y crearon un tipo de tunel entre ellos. Un paisaje digno de admirar.

"¡Es hermoso!", admiré las ramas por encima de nosotros con una sonrisa en mi rostro. Casi nunca tuve la oportunidad de mirar los cerezos de esta forma, con suerte florecían en la ciudad y no duraban mucho.

Él rio y aparcó la moto a la orilla del sendero. Me bajé con él y dejé las compras en el suelo, a nuestro lado. Después de suspirar se sentó en el suelo, algo apartado de la motocicleta, no dudé y llevé las compras a su lado y sentarme junto a él.

"Ven aquí", se quitó su chaleco para colocarlo en el suelo y abrió sus brazos, se recostó en uno de los árboles. Llegué a él y me recosté en su pecho, sentada sobre su chaqueta; cerré mis ojos unos segundos, así escuchando únicamente su respiración, los latidos de su corazón y algunos pajaritos cantando. Dio unas caricias en mi brazo haciendo que me relaje bastante.

Se sentía una paz inmensa.

"Supongo que debo hablarte de lo que pasó", dije en un tono bajo, el lugar es tan tranquilo que no había necesidad de alzar la voz. Sentí como asentía con su cabeza, me acomodé mejor para poder mirarlo. "Estaba con Takemichi y los chicos, ya las clases habían acabado. Salí un rato de la clase para despejarme, pensar en lo que viene me es difícil y me provocan muchos nervios", informé.

𝓛𝓪 𝓱𝓲𝓬𝓲𝓼𝓽𝓮 𝓫𝓻𝓲𝓵𝓵𝓪𝓻Where stories live. Discover now