Las inseguridades pesan

188 17 3
                                    

"Lyla, cariño, casi no has tocado tu desayuno", mi padre habló con preocupación. Estaba ya vestido con su bata blanca y desde hace un rato se había afeitado, su cabello estaba perfectamente acomodado hacia atrás, luciendo un toque jovial a sus casi cuarenta años.

"No tengo mucha hambre", respondí sin más, ganándome la mirada preocupada de mi hermana mayor, mamá seguía sin hablar, estaba ocupada en su comida, sin embargo, sé bien que estaba prestando atención a la conversación.

"Hermana, tú me dijiste que si no como bien no seré fuerte", habló con la boca llena.

"No te preocupes, Akiko", acaricié su cabello con seguridad falsa.

He de admitir que el tema de anoche me dejó más que preocupada, cuando creí estar bien resultó ser que no lo estoy y es probable que necesite asistencia psicológica de algún modo.

"Bien, yo me voy, espero no llegar tarde", papá se levantó y se apartó de la mesa no sin antes darnos un beso a todas como despedida.

Akiko después de un rato se retiró, dejando su plato en la mesa. Estaba muy ansiosa por jugar con sus pinturas y muñecas así que salió cómo alma que lleva el diablo.

Mamá seguía en la mesa, ya había terminado sus tostadas desde hace un buen rato, pero no se retiró.

"Sé que estás mal, ¿qué pasó?", alzó su mirada para encontrarla con la mía. De alguna forma, sus palabras preocupadas influyeron en mi una emoción indescriptible, de pronto las lágrimas se acumularon en mis ojos. No tenía razón para evadir el tema o mentirle, después de todo, mamá siempre fue una amiga a la que le pude contar todo sobre mi vida. 

"Ayer... lo vi a él", suspiré con pesadez después de articular aquella oración. Comenté con mi madre absolutamente todas mis preocupaciones, hasta temas de la pandilla; ella en principio pensó que estaba así porque peleé con Takashi, pero eran temas totalmente fuera de mi relación con él. No se me olvidó decirle sobre como muchos atormentaban la comunidad de nuestra pandilla, por supuesto me salté la parte en donde tengo un amigo que viaja en el tiempo.

"Mi amor, no sé qué decirte, en mi país estos temas tenían un protocolo, pero ustedes son niños y dudo que mi experiencia pueda usarse aquí. Especialmente porque yo era de un bajo mando, pero tú eres bastante importante según he escuchado", sonrió ante esa última afirmación, cosa que me hizo reflexionar y hacerme sentir un poco mejor.

"Tienes razón...", la miré.

"Y no te preocupes por aquel, no nos hará daño, tu verdadero padre se encargó de anteponer una orden de alejamiento", se levantó lentamente para recoger los platos de la mesa.

Yo asentí ante aquello, hasta el punto de quedarme ida en mis pensamientos. Sacudí mi cabeza tratando de alejar las inseguridades para ayudar a mamá a lavar los platos.

Mis hombros pesan mucho...

Al terminar fui a mi habitación, no tenía nada qué hacer así que estuve acostada en mi cama, mirando hacia el techo. Necesitaba distraerme con algo rápidamente, por un momento le iba a escribir a mi novio si quería salir pero recordé que estaba con Draken. Suspiré con aburrimiento, hasta que un posible salvador comenzó a llamarme.

Tomé mi teléfono pero este dejó de vibrar enseguida, miré el nombre de la persona que me estaba llamando. Entonces mi rostro palideció.

"¿Y-yamagishi?", de inmediato me senté en la cama. 

No hubo respuesta suya de por medio, solo escuché mucho ruido y gemidos que me parecieron de dolor, definitivamente una catástrofe. Pedí que enviase su ubicación y en el momento decidí llamar a Mikey, ya que Yamagishi dijo por escrito que los habían emboscado, pero la mierda es que al llamar a Mikey saltó el mensaje de voz del líder diciendo que estaba durmiendo. Apreté mi mandíbula con impotencia y fui a buscar la gabardina de la pandilla y las botas, no me daría tiempo ponerme el uniforme ahora así que solo un poco de representación de ToMan bastaría.

𝓛𝓪 𝓱𝓲𝓬𝓲𝓼𝓽𝓮 𝓫𝓻𝓲𝓵𝓵𝓪𝓻Where stories live. Discover now