Charlas

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"Shhh", rio un poco mientras acariciaba mi labio inferior con su pulgar, se acercó hasta besarme de nuevo, ahora mismo estábamos los dos frente mi casa, estuvimos un rato más en el parque y decidimos que ya era muy tarde como para seguir en la calle. "Lyla, vigilaré a Kisaki, no te olvides de eso", besó mi frente. 

"Tampoco me olvido de que mañana vamos a salir", respondí con una sonrisa y él asintió. Me sentía tan calmada y alejada del mundo asqueroso estando con Takashi, él siempre estuvo ahí para mi y eso me alegra, además yo siempre iba a estar ahí para él. "Antes de que te vayas, espérame un momento", le dije y abrí la puerta de casa para que ambos pasemos, las luces ya estaban apagadas y fuera no estaba el auto del doctor, así que supuse que se había marchado. 

Invité a Takashi a mi habitación y entramos con cuidado, ya que Akiko estaba durmiendo, fui un momento a la habitación de mamá, estaba durmiendo en su cama. Me sentí aliviada de saber que el doctor la ayudó así que le puse un mensaje avisando que llegue sana y salva a casa, era lo mínimo que podía hacer además de dejarle otro mensaje de agradecimiento por ayudar a mi madre a subir, su silla de ruedas también estaba el lado así que me sería fácil ayudarla en la mañana, lo que me preocupa es saber cómo subirá y bajará las escaleras si estoy en la escuela... 

Entré de nuevo a mi habitación y Takashi estaba mirando aquellas fotos que nos tomamos en el festival antes de pelear contra Moebius, me acerqué a él ya que ahí cerca tenía la cajita con mis ahorros, saqué unos cuantos billetes y se los entregué. 

"¿Y esto?", susurró mirando los billetes. 

"Para la gasolina de la moto o para lo que quieras, siempre me has llevado a todos lados y no quiero sentirme como una carga, así que lo menos que puedo hacer por ti es darte esto para la gasolina", cerré la cajita y la puse en su lugar de nuevo. 

"No es necesario, Lyla", acarició mi mejilla. 

"Claro que lo es, vamos. Tómalo como un regalo", cerré su mano con el dinero en ella, y el me sonrió. 

"Ahora dime el por qué te sientes como una carga, ¿es porque siempre te llevo?", juntó su frente con la mía y guardó el dinero en su bolsillo. Le eché una mirada a Akiko, quien seguía durmiendo tranquilamente en mi cama. 

"Hablemos abajo, vamos", tomé su mano y con sigilo bajamos las escaleras. Seguidamente nos sentamos en el sillón uno al lado del otro, encendí la lamparita de luz siendo esta nuestra única fuente de luz, lo demás estaba a oscuras, pero me sentía bien en la oscuridad. "Bueno... Siempre me llevas a todos los lugares y no quiero ser una carga para ti", comencé a hablar. 

"Lyla", me llamó y lo miré. "Mira, no eres ninguna carga para mi y sé bien que antes de conocerme te las ingeniabas muy bien estando sola, sé que estuviste fuera de casa la mayor parte de tu tiempo y eso me hace saber que sabes cómo cuidarte y cómo ser independiente", habló calmadamente, parecía estarme leyendo como un libro abierto. "Pero, desde que eres parte de Toman, muchas personas que antes no sabían de ti antes de estar dentro de una pandilla, ahora pusieron sus ojos sobre ti. Los rumores se esparcen muy rápido y además eres la primera chica en unirse a una pandilla, eso solo hace que se fijen el doble en ti", y tenía toda la razón, había estado cuidándome desde el principio.

"Tienes mucha razón", miré hacia abajo. "Lo siento".

"Hey, no pidas perdón. Ahora no sé si sabías, pero dentro de la Toman te conocen como una salvadora, no solo por haber salvado a Draken, sino por pelear junto a todos", me reconfortó frotando mi espalda con su mano. "Sé que la mayoría habría declinado la posibilidad de una chica dentro de la pandilla y todo eso porque muchas chicas involucradas han terminado mal... Pero, Mikey te eligió por tus agallas y nadie se opuso porque todos los que estamos en la pandilla sabemos que Mikey tiene razón", me sonrió con orgullo y subió su mano desde mi espalda hasta mi cabeza para acariciar mi cabello.

𝓛𝓪 𝓱𝓲𝓬𝓲𝓼𝓽𝓮 𝓫𝓻𝓲𝓵𝓵𝓪𝓻Where stories live. Discover now