Esperanza

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Me recosté en mi cama después de trabajar toda la tarde, revisé un poco la herida en mi pierna y puse crema en esta, la herida de mi frente había sido un roce bastante doloroso que creó un corte fino, pero cicatrizaría en días. Hubiese deseado poder ejercitar un poco, pero el sueño era mayor que el deseo de hacer ejercicio. 

La noche pasó y ya era de mañana, me alisté vagamente con mi uniforme y salí de casa después de hacer la rutina básica de mañana. El colegio no quedaba muy lejos de casa, así que caminaba todos los días hasta llegar. Miré el cielo, estaba un poco nublado pero seguía viéndose el color azul detrás de las nubes, el frío viento de mañana era agradable. Cuando entré al colegio fui a mi clase y me senté en mi sitio, hacía garabatos mientras esperaba a que el profesor entrara. 

Pensé en que talvez debería hacer una visita a cierto lugar cuando sentí una mano tocando mi hombro, detuve lo que estaba haciendo en mi cuadernos para prestar atención a la persona detrás de mí.

"Hola, solo soy yo", era uno de mis compañeros de clase. "Vimos que recién se creó un Club de Defensa en el gimnasio y me preguntaba si querías ser parte del club", me di vuelta para mirarlo esta vez, él y sus amigos tragaron saliva.

"No muerdo", dije seria al ver sus reacciones, hice un ademán con mi mano para que siguiera hablando.

"U-um, bueno... Aquella vez le pateaste el trasero a tres matones de tercero para defendernos a mí y a ellos", señaló a sus amigos, los miré a cada uno de ellos. Uno de ellos usaba lentes, ese mismo se acercó a mí. 

"No te conocemos mucho pero, sé por qué te cambiaron a esta clase", empezó a explicar el chico de lentes. "Hubo rumores de una chica que se reveló contra unos matones de su clase y los dejó inconscientes", explicó mientras subía sus lentes, me giré hacia él sentada en mi sitio, yo asentí al rumor. Unas cuantas personas de al rededor murmuraban, después de todo no me importaba causar controversia, al contrario, me encanta

"Heh", reí porque la situación me hizo gracia. "No es del todo cierto, al menos la primera parte porque sí se desmayaron después... Estaban tomándole fotos a la profesora, lo tenían merecido". Rasqué mi oreja después de contar la versión verdadera de lo que pasó hace unas semanas. "Por momento están suspendidos, no los golpeé tan fuerte". Los demás asintieron mientras procesaban la información. "Y déjame pensar sobre el club, no tengo mucho tiempo libre".

A este punto había llegado el profesor a la clase, trataba de prestar atención pero terminaba distrayéndome con pensamientos tontos o me ponía a jugar con el lápiz. Por alguna extraña razón siempre recordaba todo lo que hizo mi padre mientras estaba en clase, el silencio hacía que recordara más de lo que debía. La ira me hacía hervir la sangre, cuando me di cuenta había roto el lápiz, la persona a mi lado lo notó pero al momento de dirigir mi vista hacia este, se centró en su cuaderno. 

"Das miedo", dijo el chico que estaba a mi lado, lo miré incrédula. "Nadie quiere a una maldita agresiva en la clase", su tono era bajo pero firme, miraba entre el lápiz roto en mi mano y mi cara, me miraba con su ceño fruncido.

Los demás empezaban a darse cuenta del ambiente. Uno de los chicos que me habían hablado sobre el club le habló a quien me molestaba.

"No hables sin saber sus razones, sí que las tuvo".

"No me jodas, Yamamoto", el idiota le habló a mi compañero. Lo miré y negué con la cabeza, no valía la pena hacerlo entrar en en razón a alguien tan terco como el chico que se sentaba a mi lado. Cuando la clase terminó era hora de receso, pero me retiré del colegio antes. 

Esta vez no fui directamente a casa, fui hacia el hospital. 

Visitaría a mi familia. 

 

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𝓛𝓪 𝓱𝓲𝓬𝓲𝓼𝓽𝓮 𝓫𝓻𝓲𝓵𝓵𝓪𝓻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora