Hace 4 días

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"Vamos, llamaré a la policía", me extendió su mano y me levanté de la cama, había terminado de enjuagar mi boca con agua para quitar todo el sabor de la sangre, aún sentía la mitad de mi cara arder pero era un cierto dolor al que ya le tomé costumbre. Mi padre, o bueno, Eiji seguía inconsciente en la sala de abajo. 

"Pero te meterás en problemas por haberlo golpeado, Takashi", el chico suspiró y se inclinó a mí para mirarme directo a los ojos, bajé mi vista a sus manos las cuales estaban apoyadas en sus rodillas, sus nudillos estaban rojos y un poco rotos, a este paso no sabía si la sangre era de él o del hombre de abajo totalmente sin consciencia.

"No te preocupes por eso, ya hablé con mi mamá sobre esto", tomó mi mano para que me levante de mi cama ya que después de lo ocurrido fui a mi habitación para dejar la carpeta que el doctor Yamada me dio. Era cierto, estuvo hablando unos minutos con su mamá para explicarle lo sucedido, al principio lo escuché discutir un poco pero la llamada pareció terminar bien. 

Mordí mi labio no muy segura de su decisión, pero terminé aceptando. Me guio por el pasillo de en medio de las habitaciones y se detuvo para sacar su teléfono. Me quedé en mi sitio mientras el chico hacía una llamada. 

"Entonces he vivido toda mi vida con alguien que no es mi padre", dije finalmente saliendo del shock de la noticia, Takashi ya había terminado la llamada. Me miró con lástima, bajó lentamente la mano con la que tenía el teléfono y lo guardó en su bolsillo. 

"Tengo una leve sospecha de lo que realmente pasó...", habló en un tono suave. 

"Siento... Ganas de vomitar, nunca había pensado en demandarlo, siempre me mantuvo amenazada y ahora... Siento como si sus amenazas llegarán a cumplirse", confesé seria. 

"No, no, eso no va a pasar, sabes como salir de estas situaciones y yo te voy a apoyar", sentenció el chico. 

"Gracias, Takashi. Desde que llegaste he querido seguir adelante", bajé mi mirada tratando de contener una sonrisa así que terminé haciendo una mueca. Unos cuantos toques fuertes se escucharon en la puerta de abajo, Takashi bajó rápidamente y yo fui detrás. 

Al llegar a la sala evité ver al hombre que yacía en el frío suelo, Takashi abrió la puerta y ahí estaban dos oficiales de policía, quienes entraron y enseguida esposaron a Eiji, quien recobraba consciencia gradualmente. Entre ambos policías se llevaron a Eiji a la patrulla, Takashi salió junto a ellos para asegurarse de que todo fuera bien. Un nuevo hombre entró a mi casa, su cabello está impecablemente peinado hacia un lado, usaba unos lentes de aro transparente y era bastante alto. Su semblante serio me hizo darme cuenta de que sería otro de los policías con un puesto más alto que los dos anteriores.

"Buenas tardes", saludó mirando su reloj de muñeca. 

"Buenas tardes, señor", me incliné para mostrar respeto. 

"Masato Tachibana, me encargaré de tu caso", dijo con la misma seriedad de siempre, su manera de hablar lo hacía sobresalir como un profesional. 

¿Tachibana...?

"Lyla Yoshida, le agradezco mucho la ayuda". 

"Tú... Mi hija me habló de ti por teléfono", dijo asombrado. 

"Sabía que su apellido me resultaba familiar...", dije en un tono bajo. Uno de los oficiales volvió a entrar. 

"Estamos listos para proceder, jefe", dijo como aviso. Tachibana en su lugar me hizo una seña con su cabeza para salir. 

"Espere un momento", hice una reverencia de nuevo y corrí a mi habitación para tomar la carpeta llena de información muy importante para mí, la cual aún no he visto. Bajé de nuevo y ahí seguía Tachibana, o bueno, el padre de Hina. Después de todo la única chica que conocí apellidada Tachibana es Hina. "Esta información es importante", le extendí la carpeta y él no dudó en tomarla. 

𝓛𝓪 𝓱𝓲𝓬𝓲𝓼𝓽𝓮 𝓫𝓻𝓲𝓵𝓵𝓪𝓻Where stories live. Discover now