Epílogo

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Alexander

Observaba al chico del otro lado del escritorio y por la única razón que no golpeaba su culo era por pura jodida misericordia. No podía creer que había sido tan jodidamente estúpido. Me froté detrás del cuello, sintiendo demasiado tensión.

—Empezaste a follar con Lexi cuando seguramente ella ni siquiera era legal— bufó y deseé estampar unos de mis puños contra su mandíbula.

—¡No es la misma jodida mierda, Kayden!— espeté duramente, mis ojos verdes sobre su rostro. No quería recordar que por mi estupidez Alexis y yo estuvimos separados por casi cuatros años. Había sido un estúpido y aunque su padre se hubo disculpado, era mejor que estuviese por su lado y yo por el mío. No había día en el cual no recordaba su amenaza años atrás.

—La amo. Pensaba que lo entenderías.

No tenía ni puta idea lo mucho que lo entendía, pero ningún hijo de puta volvería a golpearlo, me importaba que fuese hermano de la chica que le gustaba, iba a joder al hijo de puta si pusiera sus manos nuevamente sobre él. Había jodido a Max cuando éramos pequeños, le había facilitado su amor a la cocaína por la protección de Kayden, el hijo de puta mantenía su culo demasiado drogado como para prestarnos atención. Golpear el culo de alguien era lo de menos con todo lo que podría hacer a alguien por meterse con él.

—¡No soy un puto crío!— él estaba enojado, pero no sabía la magnitud de mi propio enojo.

—Me importa una mierda— no respondió de inmediato. — Si él vuelve a poner un jodido dedo sobre ti, voy a golpear su culo y luego regresarlo a la maldita celda de la cual nunca debió salir.

Tuve que tomar una profunda respiración antes de volver a hablar: —Entien....— pero guardé silencio cuando escuché como alguien intentaba abrir la puerta y pude observar una escurridiza y menuda silueta entrar corriendo.

—¡Papi!— la cantarina y chillona voz llamó mi atención, obligándome a poner de pie e ir a por ella.

Me incliné y levanté a mi pequeño hombrecito, el rió de la emoción antes de apretarse fuertemente contra mi cuerpo, no queriendo que lo dejara de sostener. Algo estaba mal, lo sabía por la forma en la cual me abrasaba.

—Declan— llamé, mi tono fue bajo y lleno de compresión.

Declan separó su rostro de entre mi pecho, me observó y gemí. Sus ojos eran verdes y mirada brillante como la de su madre pero era mi reflejo el cual se encontraba en los rasgo y aspecto de mi hijo de dos años. Con el cabello castaño cenizos casi rubio, Declan era un pequeño retrato de cuando tenía aquella edad.

—¿Qué hiciste?— lo miré con atención, esperando respuestas por su parte pero éste solamente inclinó el rostro haciendo pucheros e inflando las mejillas. Cuando hacía aquellos gestos se parecía demasiado a su madre. —Declan— mi voz esta vez fue más dura y se vio obligado a observarme nuevamente.

—Soy hombre— dijo con su pequeña voz infantil, y arqueé una ceja al no entenderlo.

Kayden se había acercado a nosotros y le removió el cabello haciéndolo sonreír.

—Y un Finlay— dije con orgullo, observándolo.

—Theo y Matt no me quieren con Low— ni siquiera pude responder aquello, el lugar fue lleno de la risa de Kayden cuando éste rió luego de escuchar a mi hijo.

—¿El pequeño De está enamorado?— preguntó mi primo con una sonrisa en los labios.

Declan lo observó con curiosidad y luego frunció su pequeña frente al no entenderle.

Falling with you  (F.F.L #2)Where stories live. Discover now