Capítulo Cinco

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« Quizás ese alguien lo dejó primero »

Días después y las palabras de Rowan no se habían apartado de mi cabeza. Era estúpido, yo no me marché, Alexander lo hizo.

—Muchas gracias— agradecí al bajarme del taxi. Había quedado con los chicos en ir a cenar, aún contra mi voluntad, tenía que asistir.

Era el cumpleaños de Kristtel y como regalo de cumpleaños le había regalado su perfume favorito en la mañana, pero la celebración según ella no se quedaría ahí. No me pude negar cuando decidió donde celebrar la noche de su cumpleaños: Un restaurante con ambiente íntimo y agradable, música country la cual seguramente todos los adolescentes odiarían.

Deslicé las manos por mis ropas. Un corto vestido pantalón color vino de mangas largas con escote en forma de v y zapatos de tacón de color negro a juego con mi bolso, había decidido tejer una trenza a un lado de mi rostro, prefería ropa más cómoda pero aquella noche había decidido algo más atrevido de lo que durante aquellos cuatros años me había acostumbrado. Cada vez que me observaba en el espejo reía al imaginar lo que mi mejor amiga diría cuando me viese luego de cuatro años.

Amanda.

Mi mejor amiga.

La extrañaba tanto, aún no comprendía porqué se hubo marchado y ni siquiera regresado para los verano, no, ella no había regresado a Charlevoix, eran sus padres quienes viajaban a Francia a verla, pero ella nunca regresó. Sabía que estaba bien, hablábamos siempre, nos enviábamos fotos y aún seguíamos con aquel lazo, pero sabía que ella no siempre actuaba normal. A veces hablando tenía que terminar rápidamente la llamada y casi un año de haber estado en Francia, la escuchaba llorosa y llena de dolor, como si algo realmente malo le estuviera sucediendo, pero ella no me comentó lo que sucedía, sabía que me lo diría a su debido tiempo. Recuerdo que en unas de nuestras platicas alguien la había llamado mami y aunque esperé alguna explicación, nada sucedió y no mencioné el tema de sobre lo que había escuchado.

Al entrar al lugar y acercarme a la mesa, me sorprendí al no ver a Willow junto a Keith si no a otra chica; él estaba saliendo con una chica llamada Willow, una dulce chica que me había presentado en algún momento, había pensado que tenían algo pero pareciera que Keith no sabía de algo llamado estabilidad.

—Lamento el retraso— me disculpé. Josh se puso de pie y retiró mi asiento para que pueda tomar asiento.

—Por algún momento pensé que no vendrías— se lamentó Kristtel.

—Oye, tienen que tener un poco más de confianza en mí— me defendí mientras sonreía.

—Eres escurridiza, chica— dijo Keith mientras daba un sorbo de su cerveza.

Mientras la noche comenzaba a transcurrir y observaba a los chicos con sus cervezas y permanecía con mi té frío, no podía evitar notar lo feliz que se veían, prácticamente era la única soltera allí y no, no era que me molestaba estarlo pero cuando te encontrabas entremedio de dos parejas, sabías que era para sentirse incómodo.

—¡Oh Dios!— el jadeo de la chica de Keith, la que en algún momento había presentado como Flare, me hiso apartar la mirada de mi té. Josh y Kristtel en algún momento habían salido a bailar. —Es Alexander— oh no.

Observé a Keith mirar sobre mi cabeza, y lo supe, lo acababa de ver.

—¿Podemos acercarnos?— ella preguntó con emoción. —Tengo todos los discos de Skull of Hades— una grupie de la banda. Cuando Keith y Flare se levantaron y alejaron, me atreví a mirar sobre mi hombro y lo vi.

Falling with you  (F.F.L #2)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora