Capítulo Veintinueve

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Alexander no habló en todo el camino, ni siquiera cuando estuvimos en la camioneta de camino al apartamento y cuando intenté deslizar mi mano sobre la suya, lo único que conseguí fue que rechazara mi toque. Tragué grueso el nudo en mi garganta mientras frotaba mi vientre, mis nervios estaban a flor de piel, sabía que nunca me levantaría la mano, pero recibir su silencio y solamente su acusadora mirada era igualmente de doloroso.

—¿Por qué diablos lloras?— bramó cuando finalmente estacionaba la Range.

Ni siquiera había notado que me encontraba sollozando hasta escuchar sus palabras. Llevé mis manos a mi rostro y sí, había lágrimas mojando mis mejillas.

—No hablas, estás enojado y las hormonas del embarazo no ayudan— justifiqué, apartando las lágrimas y observándolo. Alexander se giró para que nuestras miradas se encontraran y su expresión era ilegible mientras sus acusadores ojos no dejaban mi rostro.

—No, estás equivocada. No estoy enojado. Estoy jodidamente furioso, Alexis— no me encogí de hombros ante su tono, no, aquellas palabras solamente despertaron algo en mi interior, enojándome.

—Entonces es tu problema— ni siquiera sabía de donde habían salido aquellas palabras, solamente sentí que se sintieron bien.

La mirada de mi novio se ensanchó, observándome con atención.

—Debes de estar putamente jodiéndome— soltó y decidí no observarle, me recosté en el asiento mientras frotaba mi vientre y miraba la pared frente a la Range, nos encontrábamos en el estacionamiento del apartamento.

Mi prometido no habló por unos segundos, solamente lo escuché gruñir antes de escucharlo decir: —Tienes una maldita suerte de estar embarazada— escupió, llamando mi atención.

—¿Me pegarías si no lo estuviera?— pregunté, observándolo y sonreí al ver su mirada, de repente parecía mirarme como si hubiese perdido la razón.

—Deseos de echarte en mi regazo y golpear tu atrevido culo no me faltan, no me empujes. Agradece de estar embarazada— amenazó, sus ojos verdes estaban oscuros y su rostro me decía que era muy capaz de cumplir su amenaza.

—Bueno, punto para nuestro bebé.

—Imposible— y de repente lo observé salir de la Range y azotar la puerta con fuerza. Tomé mi bolso y lo seguí, apresurando el paso para alcanzarlo pero era prácticamente imposible, sus piernas eran mucho más largas que las mías.

Cuando estuvo dentro del elevador, lo observé con horror cuando las puertas empezaron a cerrarse y no parecía que haría algo para evitarlo, planeaba dejarme allí sola. Mordí mi labio inferior mientras nos observábamos, quizás estaba demasiado enojado. Suspiré e incliné el rostro antes de sentir como las puertas se detenían, rápidamente entré y apenas lo hice Alexander se acercó todo lo que mi abultado vientre le permitía. Su boca fue dura sobre la mía, su lengua deslizándose entre mis labios y cuando sus manos empezaron a tirar de mi vestido para rebelar mi trasero, supe sus intenciones.

—Alex, no— dije, separando nuestros labios, pero Alexander me observó mientras una de sus manos se colaba debajo de mi vestido para deslizarla hasta mi entrepierna. Mi sexo palpitó con anticipación, sentía como la húmeda me cubría, estaba completamente mojada y preparada para recibirlo.

Alexander apartó mis bragas, sus dedos deslizándose una y dos veces sobre mis sensibles y mojados pliegues. Solamente pude gemir ante sus caricias, olvidando completamente que el elevador tenía que tener alguna cámara.

Falling with you  (F.F.L #2)Where stories live. Discover now