Prólogo

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            Había pasado sólo dos días desde que salí del hospital, el doctor me explicó lo que sucedía, según él, mis recuerdos volverían. Había sufrido una delicada contusión cerebral, no iba a mayores, pero si podía causar perdida de algunos recuerdos, era por ello que no recordaba el cómo terminé en el hospital.


             Estaba sola en casa, aún no regresaba a la escuela, mis padres querían asegurarse de quien sabe qué, me sentía bien. Estaba por llevarme la cuchara llena de cereal a la boca cuando unos golpes en la puerta me interrumpieron. Eran las nueve de la mañana, mis padres estaban trabajando. Dejé la cuchara y me acerqué para abrir la puerta. Mi respiración se detuvo cuando abrí. Sabía que no era seguro abrir la puerta sin ver de quien se trataba, pero era de día, y escuchaba la máquina de cortar césped del vecino, él seguramente estaba podando.


           Me encontré con un par de oscuros ojos y un rostro perfecto. Frente a la puerta se encontraba un gran chico, uno lleno de músculos.


           Oh. Mi. Dulce. Jesús


             Sentí un calor extenderse por mi cuerpo, hasta convertirse en líquido y perderse en mi entrepierna, de repente mi cuerpo se sintió sensible, muy sensible y mis pezones empujaron bajo la fina camiseta de tiros de mi pijama. Me sonrojé violentamente y di un paso hacia atrás. El chico entró, cerró la puerta a su espalda y se me acercó, parecía un enorme león y yo me sentía como un indefenso ratón.


              —Aléjate— le advertí, peleando con el sonrojo que había subido a mi rostro.


               —¡Jodida mierda!— rugió, lo vi caminar de un lado a otro, frotándose el cabello, parecía frustrado. —Tenía que matarlo— gruñó al detenerse frente a mí. —Alexis— sus ásperas palabras enviaban unas descargas eléctricas justo a mi entrepierna, a mi cuerpo; nunca las había experimentado, lo sabía, pero era como si mi cuerpo supiese algo que mi mente no recordaba.


           —Escucha, no sé quién eres....— las palabra murieron en mi garganta al ver su mirada, parecía lastimado, como si mis palabras le doliesen. —...no sé quién eres— el chico se acercó, me tomó del rostro y unió su boca con la mía, golpeé pecho, alejándolo.


         No. No quería ser besada, era desagradable, no quería la asquerosa sensación o que el recuerdo de los asquerosos besos de Jace volviese a mi cabeza, desde que había crecido lo suficiente, lo había alejado. No necesitaba recordar cuando Jace me obligaba.


         —No sé quién eres. Es asqueroso— me limpié la boca, sintiendo el sabor a chocolate en mis labios. Esto no sabía nada a mis recuerdos con Jace.


           La puerta fue abierta y la figura de mi padre apareció en el umbral. ¿Qué hacía allí?


           —¡Te dije que te mantuvieras lejos de mi hija!— gruñó mi padre, arremetiendo contra el chico. Nunca había visto a mi padre así, y cuando golpeó al chico en el rostro, chillé horrorizada, mas no fue por mucho tiempo, el chico le devolvió el golpe y mi padre cayó de trasero sobre el piso.


          —¿Qué haces?— pregunté horrorizada. —¡Eres un bruto!— espeté, acercándome a mi padre. —¡Lárgate de mi casa!— me observó, sus ojos estaban oscuros y su mandíbula apretada pero se dio media vuelta y se marchó.


Gracias por la paciencia y espera; aquí les dejo el prólogo de Difícilmente Irresistible. Espero que les guste y disfruten. Muchas gracias por tantos mensajes tan lindos y el gran apoyo, y oportunidad que le han dado al primer libro.

Falling with you  (F.F.L #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora