Capítulo Dos

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        Nuevamente me encuentro allí, sentada en el borde de mi cama con el último recuerdo de mi madre. Una carta que me hubo entregado unas de sus compañeras de trabajo en el funeral. No la había abierto, tenía demasiado miedo de leer su despedida, de leer que me dejaría. No podía engañarme, aún con los años de por medio, no había dejado de llorar la muerte de mi madre, en ningún momento había dejado de sentirme sola, había hecho amistad con Kristtel, pero hasta ahí, ni siquiera le permitía que se acercara demasiado y con Keith, éramos amigos pero él sabía mantenerse a distancia, aun cuando nunca le había comentado sobre Jace y lo sucedido.


        A veces lo recordaba. Jace tocándome, sus asquerosos toques por todo mi cuerpo hasta que me golpeaba y perdía el conocimiento, no sabía lo que había sucedido luego, pero por el diagnóstico del doctor, no había sucedido nada, un poco de desgarre entre las paredes de mi sexo, pero no sangrado o algo más allá como una penetración.


        No sabía la imagen que Alexander había encontrado al encontrar a Jace seguramente sobre mi cuerpo y aprovechándose al estar inconsciente. Aquello era algo que siempre me preguntaba.


        ¿Por eso había tomado mis palabras cuándo no tenía recuerdos?


        ¿Fue demasiado lo que hubo visto al encontrarme?


        Me aparté las lágrimas que habían empezado a correr por mis mejillas, no lloraba, ahora era fuerte, mas dolía. Cuando descubrí que Alexander se marchó fue como una puñalada y con todo lo de mi madre simplemente fue peor, el dolor era insoportable, había tenido que recurrir a alguna píldora para dormir, había dejado de comer y aquello solamente hubo preocupado a Amanda. Nunca me lo dijo pero lo veía en su rostro, ella seguramente había pensado que me hundiría con todo lo que estaba sucediendo, que recaería en aquel hoyo negro el cual estuve demasiado cerca cuando empecé a bajar peso y acercarme a la anorexia.


        « ¿Has escuchado alguna voz, Alexis? »


        El recuerdo de las palabras de mi psicólogo luego de una visita a la cual había acudido obligada por Amanda me hizo estremecer.


        « Nunca he escuchado ninguna voz »


        « Pero empiezas a cuestionarte »


        Sí, lo había hecho. Cuando el ataúd de mi madre era deslizado en el hoyo, los temores de mi sobrepeso habían arremetido con violencia, como si solamente hubiesen estado esperando el momento justo para atacar.


        « ¿Y los chicos? ¿Tienes alguna persona especial, Alexis? »


        « No necesito a nadie a mi lado de esa manera »


        El psicólogo me había observado con atención, y luego garabateaba algo en su cuaderno.


        —¿Cómo lo conociste?


Falling with you  (F.F.L #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora