Capítulo Once

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Dos días después, Holly había conseguido un trabajo y estaba muy emocionada con ello. Me observé en el espejo mientras terminaba de colocarme un poco de labial color rojo.

Tendría mi primera cita con Alexander y aquello tenía mi corazón acelerado. Nunca habíamos tenido una cita, ni siquiera cuando estuvimos juntos en el pasado. Arreglé mi cabello, observando mi reflejo por última vez. Un pequeño y no tan corto traje color verde mangas largas, sencillo y ajustado, el cabello lo llevaba suelto en risos naturales, algo de maquillaje y unos de los zapatos de tacón que había comprado con unos de mis cheques de LUX, me había enamorado de ellos, tenía que tenerlos.

—Estás muy guapa— fueron las palabras de Holly cuando salí de la recamara y me observó.

—Gracias— susurré sonrojada. —Cualquier cosa me llamas al teléfono de Alexander— ella aún no tenía teléfono, necesitaba dejarle el mío.

Los golpes en la puerta nos interrumpieron, me acerqué y abrí para encontrarme con Kristtel.

—¡No puedo creer que este chico haya logrado lo que yo nunca pude!— exclamó al mirarme de arriba abajo. —Ya era hora que dejaras de usar esa ropa, cariño— me dijo mientras me abrazaba.

Kristtel y Holly habían quedado en una noche de chicas. Aún no le había dicho sobre que Alexander se marchaba dentro de poco, no había tomado una decisión todavía.

—No te preocupes por nosotras, chica. Tienes que disfrutar esta noche y a ese hombre— escuché decir a Kristtel mientras me mordía el labio inferior.

No quería que Alexander se marchara, de solamente pensarlo me dolía, pero tenía demasiado miedo en dejar todo para irme con él y que no funcionáramos.

Otro golpe en la puerta y fue Kristtel quien abrió. Mi aliento se detuvo al ver la grande y musculosa figura de Alexander bajo el marco de la puerta. Oh. Mi. Dios. Vestía de camisa y chaqueta. Chaqueta. Un impecable traje negro seguramente de costoso diseñador el cual hacía mis palmas picar para deslizar los dedos por el fino material. Mi boca cayó, abierta. Él no estaba jugando cuando había dicho que me daría la mejor cita que jamás hubiese tenido.

Él me observó, de arriba abajo como león devorando a su presa antes de saltar sobre ella y morder. Sus ojos verdes se convirtieron en fuego líquido mientras me observar. Mi pulso se aceleró y tragué fuerte cuando nuestras miradas se encontraron.

—Hola, tú— su voz fue áspera mientras su mirada era envuelta en un oscuro y peligroso brillo.

—Hola, tú— mojé mis labios con la punta de la lengua y observé como sus ojos se oscurecían.

Kristtel se aclaró la garganta, la miré y me hizo seña con la cabeza. Tenía una cita.

—Espera— me apresuré a decir para luego ir a mi habitación por mi bolso. Cuando regresé Kristtel le estaba ofreciendo entrar a Alexander, sonreí cuando nuestras miradas se encontraron y él negó con la cabeza.

Me despedí de las chicas y Alexander me guió hasta salir del edificio, cuando nos detuvimos en la Range, me observó con aquella sonrisa que tiraba de la esquina de su boca.

—Esto será muy difícil, dulce gatita— me rodeó de la cintura y besó. Sus labios fueron suaves pero posesivos contra los míos y me sentí derretir.

—¿Por qué?— sonreí cuando nos separamos y observamos.

—Porque...— sus ojos brillaron, se inclinó hasta mi oído y su caliente aliento me puso los pelos de gallinas. —Luces demasiado bien— susurró en mi oído para luego dar un beso. —¿Vamos?— preguntó al abrirme la puerta.

Falling with you  (F.F.L #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora