Capítulo Veintiséis

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Ni siquiera supe como llegamos a la habitación, me había perdido en el momento que Alexander deslizó un brazo bajo mis rodillas y una mano en mi espalda para cargarme como si de un bebé se tratase y luego besarme con ansiedad, mi cuerpo ardió con cada toque de su lengua, necesitaba que atendiera las pulsaciones entre mis piernas, las hormonas del embarazo me tenían en completa ansiedad, siempre que hablábamos y lo miraba a través de la cámara me quedaba sin aliento al observarle, al ver su duro cuerpo. Músculos por todos lados debido al duro y disciplinado entrenamiento.

Empecé a tirar de la camiseta, esa que dejaba ver sus duros bíceps cuando me dejó sobre mis pies luego de encontrarnos en la habitación. Rebelé las duras tabletas de su vientre, Dios, quería arrastrar mi lengua por toda su piel, sentirlo, lamerlo, morderlo.

Alexander hundió su mano tras mi nuca, obligándome a observarlo y luego de inclinarse, tomó mis labios con fuerza, haciéndome gemir contra su boca. Tiré de la camiseta, buscando quitarla, alejar la tela de su delicioso torso, pero esta no se dejaba, frustrándome en el proceso. Mi prometido jadeó contra mi boca cuando deslicé mis manos por su duro abdomen, disfrutando de sus músculos contra mis dedos.

—Apóyate contra la puerta— apenas logré procesar la áspera orden, ganándome una mordida en el labio inferior. —Ahora— giré sobre mis pies, apoyé las manos contra la madera para evitar que mi vientre golpeara esta y cuando me encontré en aquella posición, mis piernas fueron separadas, unos ásperos dedos se deslizaron bajo el elástico de mis bragas y estas fueron tiradas hacia abajo.

El vestido quedó sobre mi trasero y luego sentí una respiración sobre unas de mis nalgas y después unos labios dejando húmedos besos.

—Alex...— dulce buen Dios, las palabras se convirtieron en un gemido cuando la boca de mi novio busco mi sexo desde aquella posición. Mi entrepierna se encontraba completamente húmeda y palpitante. Estaba completamente ansiosa por él.

Eché la cabeza hacia atrás y gemí cuando la lengua de Alexander se deslizó por mi intimidad, lamiendo con tanta suavidad que quise llorar. Apreté las manos hasta convertirlas en puño, arqueé la espalda, tirando de mi trasero hacia atrás en busca de aquel delicioso y tan íntimo toque, Alexander me tomó del trasero, manteniéndome en mi posición y su lengua se hundió en mi empapado interior, dando golpes por todo mi sexo y luego frotando mi clítoris antes de tomarlo entre sus labios y chupar.

El orgasmo me golpeó con fuerza, sorprendiéndome, explotando en mi bajo vientre y convirtiendo mi entrepierna en un desastre húmedo.

—¿Estamos muy calientes, gatita?— de repente se encontraba erguido detrás de mí, su boca pegada a mi oído, su susurro alargando las oleadas de placer. Ni siquiera escuché el sonido de la cremallera, solamente sentí como frotó su pene contra mi trasero antes de conducirse a mi sexo, ahora frotándose allí. —¿Mi chica embarazada quiere mi polla?— estúpida boca sucia que hacía mi entrepierna contraerse y humedecer de anhelo.

—Alex— jadeé cuando frotó mi clítoris.

—¿Tienes hambre?— su lengua se deslizó sobre la sensible piel de mi cuello, enviando deliciosos escalofríos juntos a los toques en mi intimidad. —¿Quieres ser alimentada con mi polla, dulce gatita?— era mucho mejor que en los sueños que había estado teniendo, él hablándome sucio mientras hacíamos el amor.

—Sí— gemí. —Por f-fa-avor— suplicar porque mi prometido me hiciera el amor nunca se había sentido tan bien.

—Dulce, gatita— habló ronco contra mi piel, empezando una suave y lenta penetración, dejándome completamente sin aliento.

Falling with you  (F.F.L #2)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora