Capítulo Treinta y Cuatro

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Me sentía desorientada, la oscuridad de la habitación me ayudó a enfocar la mirada cuando pude levantar los parpados, todo se sentía tranquilo y la habitación apenas se encontraba iluminada por una muy tenue luz. Cuando observé a mi alrededor pude ver ramos de rosas, hermosos arreglos para bebés con globos por la habitación, pero no fue aquello que llamó mi atención, fueron unos hermosos ojos los cuales conocía como mi propia alma. Alexander me observaba y fue en aquellos momentos que noté que sostenía una de mis manos entre las suyas.

—Alex...— pero de repente me encontré rodeaba por su gran cuerpo, su olor me envolvió y con las pocas fuerzas que sentía tener en aquellos momentos, pude rodearlo con mis brazos y abrazarlo.

Amaba a aquel hombre.

—Nunca vuelvas a asustarme de esa manera— lo escuché susurrar, y fue como si se encontraba conteniendo la respiración y ahora respiraba nuevamente en aquellos momentos.

Sentía algo en unos de mis dedos y cuando Alexander se separó pude observar que estaba conectada a máquinas y un respirador.

—Nuestro bebé— casi tuve miedo de preguntar, sintiendo como los latidos de mi corazón me cortaban la respiración. —¿Está bien?— pregunté con ansiedad y Alexander se inclinó para dejar un beso en mi frente antes de apretar un botón.

—Shhh— susurró. —Míralo por ti misma— y fue cuando se puso de pie que observé una pequeña cuna. Alexander se acercó y luego de encender las luces pude ver como tomaba un pequeño bulto blanco entre sus fuertes brazos.

Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras observaba la imagen que derritió mi corazón en aquellos momentos, simplemente era algo para quitar el aliento. La puerta fue abierta y las enfermeras y el doctor interrumpieron nuestro momento, haciéndome tener que esperar para tener a nuestro bebé en brazos. Las maquitas fueron retiradas y luego el doctor tomó mis signos vitales.

—Todo se encuentra en orden. Puede que sientas un poco de dolor según vayas eliminando la anestesia de tu cuerpo, pero nada fuera de lo normal— dijo el hombre. —Felicidades, mamá— felicitó, quise hacer preguntas, pero necesitaba estar a solas con mi esposo y nuestro bebé.

—Fue alimentado con formula, pero necesitas alimentarlo, es un vínculo entre madre e hijo— dijo una de las enfermeras.

—Regresaré mañana para seguimiento, tendrá que descansar durante la noche y recuperar fuerzas— continuó el hombre y luego de algunos minutos nuevamente me encontré a solas con mi familia.

—¿Alimentarlo?— las palabras de la enfermera hicieron eco en mi cabeza y cuando Alexander me regaló una sonrisa y dejó a nuestro bebé en mis brazos, sentí que todo mi mundo giraba alrededor del pequeño bulto que fue puesto en mis brazos.

Abundante cabello color miel me saludó, mejillas sonrosadas, pequeña boca de igual color y parpados cerrados. Era lo más hermoso que había visto nunca y lágrimas de felicidad bañaron mis mejillas.

—¿Es nuestro?— pregunté con voz entre cortada.

—Completamente— nunca había escuchado tal orgullo en la voz de Alexander. —Ocho libras y media, con cincuenta y dos centímetros— susurró mientras deslizaba dos dedos sobre el cabello de nuestro bebé. —Estaba aterrado, pensé que te perdía, tenías los centímetros, pero el bebé era demasiado grande, tuvieron que cortarte un poco, el doctor dijo que era necesario. El bebé ya tenía la cabeza fuera cuando te desmayaste— habló en voz baja y pausada. —Estaba llorando cuando lo pusieron en mis brazos, pulmones fuertes— una pequeña sonrisa tiró de sus labios y cuando aparté nuestra mirada del bebé, pude ver el amor en el rostro y ojos de Alexander. —Sabía que no podría hacer esto sin ti, pero cuando lo tuve en mis brazos supe que haría todo lo humanamente posible por mantenerlo protegido— ahora se había acercado, sentándose en la cama mientras me recostaba contra su pecho con nuestro bebé en mis brazos.

Falling with you  (F.F.L #2)Where stories live. Discover now