Capítulo Catorce

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Cuando desperté en la cama Alexander no se encontraba a mi lado, lo busqué con la mirada pero no lo encontré, me eché hacia atrás sobre el colchón nuevamente y suspiré mientras el color subía a mi rostro. Él realmente me hubo hecho gritar su nombre. Me llevé las manos al rostro y me moví de un lado a otro en la cama y segundos después decidí salir, no me sorprendí cuando encontré un fino camisón al pie de la cama junto a ropa femenina, me vestí con el camisón y me dirigí hacia el cuarto de baño donde me cepillé los dientes y tomé una ducha; el agua caliente causó que reviviera cada toque de la noche anterior y para cuando salí me sentía horriblemente sonrojada.

—¡Novia!— una chillona e infantil voz me saludó y una personita se aferró a mis piernas apenas terminé de bajar el último escalón.

—Hey, chiquita— saludé a la niña al ponerme a su altura. Ella soltó una risita y estiró su pequeño puño hacia mí. —¿Tienes algo para mí?— ella asintió, riendo. Cuando abrió su pequeño puño vi un Ferrero. —¿Para mí?— pregunté.

Ella asintió. —Sip— dijo emocionada.

Tomé el chocolate y mientras lo hacía escuché como alguien se aclaraba la garganta, levanté la mirada y recorrí todo el gran tamaño de mi hombre. Sí, Alexander Jodido Finlay era mi hombre. Llevaba unos vaqueros degastados y camiseta que dejaban ver sus grandes bíceps.

—Creo que tienes una nueva amiga— dijo Alexander a la niña y observé como ésta corría a él quien rápidamente se inclinó y la tomó en brazos.

Mi corazón se sacudió ante la escena. Alexander le removió el cabello a la niña y ésta dio dos pequeños besos en los hoyuelos de éste. Me derretí, era una escena hermosa. Cuando la dejó nuevamente en el piso, ella corrió hasta alejarse y Alexander me regaló una deliciosa sonrisa que dejaba ver sus hoyuelos.

—Ven aquí, dulce gatita— y lo hice, me acerqué rápidamente a él e inclinó el rostro y me besó, fue dulce y delicioso. —¿Qué haces levantada?— su voz era baja cuando nos separamos. Apoyé las manos sobre su duro torso y levanté la mirada para encontrarme con sus ojos verdes. —¿No deberías estar aún en la cama?— sus ojos brillaron con picardía y me mordisqueé el labio inferior ante aquello.

—Yo...— me interrumpió dando un dulce beso en mis labios. —No estabas en la cama— dije en un puchero.

—Pensaba que te había agotado demasiado como para que te levantaras antes del medio día— su voz estaba cargada de picardía, una de sus manos dejó mis caderas y cayó sobre el comienzo de mi trasero. —Luego de dejarte deliciosamente follada, era lo que esperaba— me sonrojé ante sus palabras pero no me alejé.

—Hey— protesté y él sonrió.

—Amo como buscas mi calor mientras estamos en la cama, eres una pequeña gatita que necesita su fuente de calor.

—¿Hago eso?— él asintió y el brillo de sus ojos se convirtió en perverso y malo.

—Hoy frotaste ese dulce culo sobre mi polla. Fue como si me follaras mientras dormía.

—¡Dime qué no hice eso!— exclamé roja, pero el brillo en sus ojos me decía que lo que acababa de decir era la verdad.

—Lo siento, gatita. Frotaste mi polla con tu dulce culo como si me montaras— repitió, haciendo que cada palabra bailara sobre su lengua.

Trágame, tierra.

—Dejaré que me montes luego de la pelea, ahora necesito alimentar a mi dulce chica— tomó mi rostro entre sus grandes manos y me besó para luego dirigirnos hacia la cocina.

Falling with you  (F.F.L #2)Where stories live. Discover now